Por años, la finca el Espino ha estado en el centro de interés de colonos, alcaldías y de los gobiernos de hace 20 años, además del interés de la familia Dueñas. El espacio que para los años 80s constaba con una extensión de territorio mil 100 manzanas, actualmente se ha reducido drásticamente debido a construcciones a su alrededor y donde actualmente habitan más de 200 personas, exactamente 74 familias, que desde el año 2014 están en el limbo del desalojo.
“Usurpadores violentos”, “invasores de la propiedad privada” son las denominaciones atribuidas a estas familias, en su mayoría conformadas por mujeres, ancianos y niños.
Al entrar a la comunidad El Espino, se puede observar a las familias fuera de sus casas, con sus rostros angustiados al no saber qué les depara el futuro, ya que la resolución del juez de paz de antiguo Cuscatlán, Antonio Palma Trejos, ha fijado el desalojo para el día martes 25 de julio.
Jesús Rivas, una anciana de 74 años, manifiesta su dolor ante esta situación de desalojo:
“No pedimos riquezas, sino solo una tierrita. Nosotros somos personas trabajadoras, no es justo cómo nos tratan. Ellos quieren que nos vayamos. La mayoría de personas han dejado su vida trabajando para esa familia (los Dueñas). Nuestros derechos han sido violentado; nosotros tenemos derechos”, lamenta la anciana con su vos entrecortada.
En el año 2015 se intentó desalojar a estas familias, pero ante la presión de la comunidad, se les dio un amparo provisional, mientras se buscaba una solución. Llegado el año 2017, nuevamente la orden desalojo llega sin opciones para aquellas personas que ahora ruegan por una vivienda.
Cindy Carolina Huezo, habitante de la comunidad el Espino recuerda el intento de desalojo del jueves pasado:
“Somos alrededor de 200 personas. El juez (de Antiguo Cuscatlán, Antonio Palma Trejos) venia el jueves con sacarnos de nuestros ranchitos. Lo que hicimos nosotros fue cerrar las puertas y dejar nuestras cosas en el rancho porque si nos encontraban dentro dijeron que iba ser un desalojo legal, y a mí un agente me dijo: “˜señora no estén en sus casas porque este viejo las quiere agarrar adentro para hacer un desalojo legal”™, porque si el juez entra y les saca sus cosas, ustedes lo pueden denunciar. Mire, hay gente enferma, los abuelos y los niños están enfermos por esta presión psicológica”, denunció Hueso.
En 1980 inició la lucha legal por este terreno entre la familia Dueñas y del gobierno de José Napoleón Duarte, quien pretendía construir un centro de Gobierno en la zona. La disputa entre estos dos poderes se prolongó hasta que el Instituto Salvadoreño de Transformación Agraria (ISTA) confiscó los terrenos a sus propietarios originales, la familia Dueñas, y pasó a manos del Gobierno.
Fue hasta el 16 de septiembre de 1987 que el Tribunal de Justicia ordenó el regreso de la tierra a los Dueñas, pero en ese proceso ya se habían instalado familias enteras que habían sido trabajadores directos de esta familia.
La familia Dueñas es uno de los apellidos más importantes entre las familias adineradas de El Salvador. Sus miembros han estado relacionados con la industria, bienes raíces y la política nacional. Uno de ellos, Francisco Dueñas, fue presidente de la República en varios períodos entre 1851 a 1871, entre los cuales se desempeñó como senador designado, vicepresidente, presidente provisional y presidente constitucional.
Por su parte, las 74 familias que habitan en El Espino les hacen un llamado a los Dueñas y al Estado para que les den “opciones favorables y no el terreno frío de las calles”.