La pandemia del COVID-19 ha generado desafíos dentro del sistema educativo público en el país. La suspensión de clases desde el 11 de marzo anunciado por el Presidente de la República, modificó el desarrollo normal de las clases. Según la declaración de la Ministra de Educación Carla Hananía, solo el 25% de las escuelas contaban con acceso a internet, lo cual dificulta el trabajo de los profesores para trabajar en plataformas virtuales con los estudiantes.
De igual modo, otro reto dentro del sistema educativo es la falta de capacitación de profesores (as) en tecnologías de la información y la comunicación, aspecto que ha llevado al ministerio a distribuir guías de trabajo a aquellos Centros Educativos, sin acceso a internet y donde el profesor no puede usar las plataformas virtuales. Durante la gestión del gobierno de Salvador Sánchez Céren, se le apostó a un programa llamado un niño una computadora, cuyo objetivo era dotar de recursos tecnológicos a dichos estudiantes.
La actual emergencia, demuestra que los programas orientados a mejorar la formación docente y la entrega de computadoras, fallaron por parte del gobierno anterior. Castells desde mediados de la década del 90 del siglo pasado, había mencionado la influencia de la sociedad del conocimiento en los procesos educativos, bajo el concepto de pedagogía informacional.
Bauman sostiene al reflexionar sobre el campo educativo, que el mismo está sometido a ciertas crisis para reajustarse en cada uno de los tiempos. Es decir, la incertidumbre es lo que caracteriza a la sociedad desde hace algunas décadas y la educación no es la excepción, ello implica que el conocimiento está sujeto a transiciones. Para responder a tales desafíos, el sistema educativo salvadoreño, puede realizar los siguientes cambios:
I. Generar el acceso a internet en un 80% de los centros educativos a nivel nacional, cuya lógica sea el uso de las tecnologías de la información por parte de docentes y estudiantes.
II. Crear centros de capacitación en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación en cada una de las escuelas de maestros de las Departamentales de Educación.
III. Modificar la currícula de los profesorados a nivel nacional, donde se incluyan asignaturas para el manejo de tecnologías de la información y la comunicación.
IV. La Universidad de El Salvador debe modificar los planes de estudio de las carreras y maestrías de formación docente, para incluir módulos o asignaturas referentes a la virtualización de los procesos educativos.
V. El INFOD debe contribuir con la creación de textos en materia de informática educativa, para los niveles básico, medio y superior que trate de superar las limitantes en la formación de dicha área.
VI. En materia de educación superior, capacitar a los profesores de la Universidad de El Salvador, en el uso de herramientas tecnológicas para dar sus clases de manera virtual en momentos de emergencia.
VII. Invertir recursos en mejorar la calidad del internet y equipo informático en las escuelas, institutos y la Universidad de El Salvador.
La mejora de cada uno de estos elementos, puede minimizar los efectos negativos en el sistema educativo público, debido a la falta de atención a las áreas de informática educativa desde hace muchos años por parte de los distintos gobiernos. Además del uso adecuado de dichas herramientas por parte de los profesores y estudiantes en todos los niveles. La sociedad del conocimiento demanda del uso de herramientas tecnológicas, que han modificado los procesos de enseñanza a nivel global y esta es la oportunidad, para que el país cumpla con esos desafíos.
