Al ver las noticias que se transmiten por la televisión y algunas que resuenan por las redes sociodigitales, me preguntaba ¿Cuál es el papel de las y los periodistas y los medios de comunicación en la llamada era de la información y comunicación?
Sin duda, los periodistas, ante todo, debe ser profesionales que busquen la humanización. Alguien que interpreta la realidad y que en ese andar desarrolle capacidades para transmitir a la ciudadanía diversidad de información de forma clara, concisa y sencilla. Pero ahora, con las nuevas tecnologías es necesario también generar procesos comunicativos bidireccionales, ya que las barreras emisor-receptor se han roto.
Ahora, los periodistas de los medios tradicionales, entendidos estos como radio, prensa escrita y televisión, ya no tienen la supremacía de la información en sus manos como hace algunos años. Las redes sociodigitales, YouTube, Blog y los medios de comunicación electrónicos han generado la posibilidad de que las personas en diferentes lugares, de condiciones socioeconómicas diversas puedan dar a conocer su punto de vista de lo público.
Pero no todo es color de rosa, estos cambios históricos de la evolución de la tecnología de la información y comunicación que se concebía como la posibilidad de mayor solidaridad, como un vínculo social que nos conecta a un clic, un objetivo utópico de la humanidad, no implicó un cambio de paradigma social para construir un nuevo comienzo más humano, fue al contrario, se convirtió en una herramienta más para seguir perpetuando las desigualdades ya existentes y generado nuevas, como la brecha digital por ejemplo.
Por ello, a pesar de la existencia de este nuevo mecanismo, el país sigue la misma lógica capitalista transnacional, concibiendo las industrias culturales como objetos para mantener el poder, con ideas “darwinianas” donde se concibe al ser humano como malo por naturaleza, donde es necesario, por no decir imprescindible para la supervivencia, la “lucha de todos sobre todos”.
Las representaciones del bien y el mal en los productos mediáticos que todos los días se presentan en los diferentes formatos, tanto digitales como análogos, solo incrementan los estereotipos sociales que no abona en nada a una discusión seria para construir país.
Por tanto, es clave reforzar la educación para la construcción de una ciudanía efectiva, comenzando por la educación mediática que es sumamente necesaria en esta era. Por supuesto, se preguntarán ¿de quién es la responsabilidad? En primer lugar, de cada persona en la búsqueda de su formación personal. En segunda instancia, de los centros de formación: básico, intermedio y superior.
En tercer lugar, considero que es también responsabilidad de los profesionales de la comunicación y, sobre todo, los dueños de los medios. Es urgente la necesidad de comprender que la televisión, la radio, la prensa escrita, los medios digitales no deberían ser llanos empresas mediáticas, sino un canal para cumplir derechos humanos: a estar informado, al entretenimiento de calidad y la educación. Que muchas veces son vulnerados y que debe de ser respetados.
Por supuesto esto puede cambiar, por un lado, con políticas públicas que busquen por encima de todo, la construcción de la ciudadanía. Asimismo, cada actor de esta sociedad debería asumir su responsabilidad para generar verdaderos espacios de dialogo, más allá de las redes sociodigitales, y a los medios de comunicación tradicionales a no construir una “opinión pública” sesgada, que no refleja los intereses de la población, sino la edificación del ciudadano y ciudadana que cada día sea más capaz de interpretar nuestra ya compleja realidad.