Los loros …

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La sapiencia no es un don con el que se nace, esta se adquiere durante la vida, tras triunfos, fracasos, halagos, rechazos, aprobaciones, condenas, ilusiones, decepciones. 

Hay quienes la adquieren en un tiempo relativamente corto o les toma más tiempo, pero hay nos que llegan al final de sus dí­as sin lograrlo, esta es parte de la diversidad entre los seres humanos. 

Una persona muy apreciada me comentaba que habí­a, personas que comentaban mis artí­culos de forma irracional y que si es fuera su caso el llegarí­a a los puños, este comentario es el que me lleva a escribir sobre el tema.   

Claro que como todos viví­ la niñez, la adolescencia, me volví­ mayor de edad y posteriormente pasado el medio siglo empecé a ser yo, si el que no repite como loro lo que escucha, época en la que sin darme cuenta hacia el ridí­culo ante personas que sobre esos temas eran estudiosas; aun así­, en esos años habí­a otros muchos periquitos que me repetí­an. 

 Ahora creo encontrarme del lado que he dejado de repetir, escucho, si no conozco investigo, saco mis conclusiones y expreso lo que interpreto como mi verdad. 

No pretendo se crea a pie y juntillas lo que escribo, únicamente deseo despertar en otras mentes el deseo de comparar lo que escribo con otras fuentes; pues estoy convencido del funcionamiento de medios que viven de la desinformación, son entidades que se dedican no a la información si no llevar un mensaje con propósito de favorecer objetivos que contradicen principios morales, éticos y sociales de nuestra sociedad. 

Aclarado esto, estoy convencido además de que la sabidurí­a de los pueblos llega cuando se hace necesaria, ni antes no después. Esto nos ha llevado a recorrer épocas de dictaduras democráticas militares, cuenta guerra terrorista, surgimiento y fin de un bipartidismo corrupto y finalmente la elección de un gobierno por la mayorí­a del pueblo, para que implemente el tan ansiado cambio de régimen. 

No pienso que aburrirles con algunas de mis experiencias sea necesario pues cada uno puede visualizar las suyas y saber que lo mencionado es verdad. 

Tanta ha sido la decepción polí­tica que llevo dedicado al análisis geopolí­tico desde hace seis años. 

Mis últimos libros lo reflejan y poco he dedicado al análisis polí­tico interno y sobre estos temas es que uno que otro de esos que aún no han tenido el tiempo informarse, aún siendo buenos y otros exitosos en sus empresas en polí­tica repiten como loros lo que dice el la prensa mentirosa o aquel empresario amigo mas exitoso. 

El caso de comentar con desprecio el discurso de toma de posesión del presidente Bukele, el acusarlo de nepotismo y criticar los despidos de gobierno, hablaremos de estos tres. 

Escuche el discurso presidencial y no escuche lo que promesas que se cumplirán,  escuche a un joven sincero quien reconoce que la tarea que enfrenta no puede llevarla adelante solo y le pide a sus electores y pueblo que juren con él que cada uno hará el esfuerzo para engrandecer el paí­s. 

Lo acusaron de nepotismo por el mismo apellido de un funcionario, estos loros siendo profesionales empresarios quedan en ridí­culo por desconocer que el nepotismo que la ley establece es hasta el cuarto grado de consanguinidad, del quinto en adelante la ley los excluye. 

Sobre los despidos ¿Quién tiene la culpa? El que violó la ley empleando a parientes de primero a cuarto grado de consanguinidad, ¿verdad? Además, el presidente dice que respetara el fallo de la corte. Y nos da a conocer que estos asalariados se llevaban millones de dólares el doble del déficit fiscal, esto demuestra la farsa de una dirigencia que enluto a la familia salvadoreña enfrentada con llamados capitalistas igual de corruptos que enriqueciéndose unos pocos, sin compasión veí­an a su pueblo sumirse en la miseria. 

Por su puesto el pueblo se hartó y decidió terminar con estos dos regí­menes, de clores diferentes pero corruptos en sus entrañas. 

Sin duda estas personas de mente ligera en temas polí­ticos y conocedoras de sus negocios, deberí­an contratar los servicios de quienes conocen y poseen la sensibilidad polí­tica que ellos carecen, de esta manera podrí­an estar más cerca de sus empleados quienes votaron sin duda diferente a ellos en las pasadas elecciones, esto traerí­a mayor armoní­a entre quienes juntos trabajan para sacar adelante a El Salvador. 

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas
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