Por Carlos F. Imendia.
Investigando los relatos más interesantes de San Salvador y otros pueblos , villas y ciudades, por el Obispo de la Diócesis del Reino de Guatemala en el Siglo XVIII, Monseñor Pedro Cortés y Larraz, y su paso por esta tierra que ahora es la República de El Salvador , en donde la vocación sacerdotal y pastoral , trascendía a la problemática socio-económica de las provincias y había que visitarlas y como testigo de primera mano poder darse cuenta de lo que ahí sucedía, registrarlo con un equipo de escritores , ilustradores que dibujaron mapas interesantes de los poblados así como la estadística poblacional de muchos “Curatos”, sin duda Monseñor Cortés y Larraz paso de ser un gran pastor de diócesis a un gran científico, sociólogo, antropólogo, economista y hasta psicólogo, era muy hábil y minucioso para detectar problemas y psicopatías; temperamentos en su misma grey, incluso corrupción y comportamiento anti ético de las autoridades eclesiásticas,
Un tema bien remarcado en la sociedad colonial fueron los brujos , adivinos , hechiceros que eran consultados , y estos eran parte de la sociedad, en temas de salud, los famosos trabajos de brujería, amarres y entierros, etc. Muy hábiles en las ciencias ocultas , ancladas en el pasado prehispánico, con mayor inclinación al mal, los frailes y la misma iglesia colonial no los persiguió tanto como sí lo hacían con los brujos y hechiceras europeos, donde si les abrían procesos por estas aberraciones, pero durante la época colonial , Monseñor Cortez y Larras da testimonio de lo vivido en el Curato de San Jacinto en su paso por esta tierras, que se extendía hasta el Llano de Santa Tecla y su experiencia con los brujos de las zonas de Panchimalco y Huizucar, parte del curato.
Muchos indígenas en la época colonial, por represalia de los mismos párrocos, por ser apáticos a la doctrina cristiana, eran acusados de brujos, lo cual los llevaba a sufrir castigos y torturas y a permanecer en cautiverio, recordemos que durante el paso de Monseñor Cortes y Larraz el Santo Oficio de la Inquisición aún estaba vigente en el Reino de Guatemala (Desde Mediados del S. XVI hasta Principios del S. XIX), podrían ir inocentes como culpables, en un caso especial Cortes y Larraz quiso ver uno personalmente, de un indígena acusado de brujería , el cual él mismo entrevistó en una noche, preguntándole si era brujo y si se dedicaba a la magia negra, a lo que el hombre contestó: “que ni sabía lo que significaba ser brujo” . Inmediatamente solicitó el Obispo de la Diócesis del Reino de Guatemala la liberación de los detenidos al cura párroco. Pero en efecto, las prácticas de brujería eran muy comunes en esos pueblitos de Panchimalco y Huizcur (aún en nuestros días) pero no era generalizado que toda la población practicara la brujería, se decía que los brujos tenían la habilidad de convertirse en animales para huir.