sábado, 11 enero 2025
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Libres de penes callejeros

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#MujerEnVozAlta #LaIncómoda #SiempreDeIncorrecta

En una clase hablaba con mis estudiantes sobre lo importante del proceso dentro de una estrategia creativa. Brindaba dos posibles estructuras procedimentales para desarrollarla de manera coherente, explicándoles cómo funciona para una cerveza y cómo se siente de vací­o el proceso – pero es eficiente-, si se compara con los temas con los cuales están trabajando en estos momentos: los relacionados con la juventud de este tiempo.

Para encontrar un proyecto creativo al cual aportar desde el diseño estratégico, les propuse analizarse a sí­ mismos/as. Esto lo hicieron identificándose por aquello que les hace sobrevivientes y descubrir por qué han sobrevivido y se mantienen estudiando, a pesar de sus entornos e historias de vida complicadas mientras otros/as, en sus mismas condiciones, no lo lograron.

Al final, todos/as han tenido que recurrir a sus más profundos miedos, emociones y sensaciones, porque para mí­, la conexión emocional y la empatí­a no se logran con un slogan creativo o un objetivo bien redactado, ni solo con una excelente segmentación de mercado.

Con este proceso llegamos a los penes: Intentando poner ejemplo sobre qué es para mí­ el público conceptual en una estrategia. Mi punto de partida fue mi propia experiencia –similar a la de muchas- recordando mis años de juventud y universidad en el ´97 y así­ plantear el tema del acoso sexual para el ejercicio.

El análisis fue interesante, para empezar, desde el año pasado es un tema recurrente en diversas instituciones educativas donde las jóvenes y las niñas a quienes doy clase, manifiestan en su mayorí­a, un hartazgo y recuerdos nauseabundos sobre su experiencia con el tema. Así­ realizamos el ejercicio y definimos el público conceptual: “acorralada sexual”, es decir, mujeres jóvenes que caminan por las calles, universidades, iglesias, canchas, talleres, oficinas, se suben a buses o andan en bicis, son altas, delgadas o chiquitas, morenitas o chelitas, con ropa “decente” o “provocativa” que desean ser liberadas de tanto pene suelto que les habla, creyendo que tiene el derecho de hacerlo porque sí­ o porque puede hacerlo.

Con este paso resuelto, en colectivo, creamos un concepto central creativo que respondiera de manera loca al problema del acoso sexual, encontramos un punto de conexión con el público objetivo pues en un 100% las jóvenes se identificaron con el problema; la palabra pene, a un par les resultó desagradable y agresivo. A los jóvenes, en su mayorí­a les causó molestia el ser clasificados desde su órgano sexual, eso lo intuí­ por los comentarios e interpelaciones a la risa que generó la palabra, pero como no era un experimento, sino un ejemplo express de una clase profunda sobre teorí­a de comunicación visual integrada y diseño estratégico, no puedo sacar conclusiones cientí­ficas, pero sí­ puedo inferir un par de cosas:

  • A todas las mujeres, pensar en lo que nos dicen o nos han dicho en las calles, en oficinas, en cultos, en bodas, cumpleaños, etc. nos da asco.

  • Los hombres no digieren todaví­a cuál es la clavazón nuestra con este tema y la mayorí­a se desliga de ese término de acosadores sexuales callejeros, pero se muestran agredidos cuando se les define a partir de su órgano sexual, a pesar de ser un punto de partida para definir su rol en esta sociedad machista.

En conclusión, me gusta cuando mis clases se ponen así­ de interesantes y hasta incómodas cuando se está hablando de temas serios y complejos.

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Paola Lorenzana
Paola Lorenzana
Columnista Contrapunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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