En el mundo gana camino la posición de que la mariguana debe pasar de una droga ilegal a una legal como el alcohol y el tabaco. Es un avance en línea de cambiar el actual paradigma punitivo y prohibicionista en contra de las drogas por uno que las legalice y regule.
En Uruguay se ha legalizado todo el proceso que va de la producción al consumo de la mariguana. En México, Chile, Colombia y Argentina ya es legal el uso de la mariguana medicinal. Y en Europa han hecho lo mismo Bélgica, Austria, Italia, Polonia, Macedonia, Croacia, Alemania y la República Checa.
De 50 los estados que integran Estados Unidos son ya 28 que han legalizado la mariguana médica y en ocho de estos mismos (Washington, Colorado, California, Alaska, Oregón, Nevada, Washington DC y Massachusetts) la recreativa.
El punto de acuerdo en la discusión, que ahora permite se inicie el cambio del paradigma criminalizador impuesto por los Estados Unidos en el gobierno de Richard Nixon, es que éste ha fracasado. Nunca redujo los niveles de producción y consumo, como lo prometió.
Y a cambio trajo consigo nuevos problemas como altos niveles de corrupción de las autoridades y un constante incremento de la violencia. Al que se añade una enorme sangría de recursos públicos que se han tirado literalmente a la basura.
Entre los países que hoy lideran el cambio de paradigma, hay conciencia en la necesidad de construir un nuevo modelo que no aumente el consumo, pero sobre todo que no genere violencia y corrupción.
Se asume que nadie tiene la varita mágica y que se trata de un problema complejo que requiere nuevas y también novedosas respuestas. El Grupo de Estudio de Políticas sobre Cannabis (GEPCA sostiene que no hay nada peor que lidiar con la criminalidad asociada al tráfico ilegal, que es el núcleo central del actual paradigma ya fracasado.
El modelo vigente, entre otras cosas, no pone al centro de su preocupación a los consumidores y enfermos que tienen que delinquir o prostituirse, para hacerse de los recursos que les permitan adquirir en mercados ilegales y violentos, las drogas.
GEPCA plantea que la legalización-regulación es la única medida que puede lograr que los narcotraficantes dejen de serlo y se enriquezcan de manera descomunal con el control de ese mercado como ahora lo hacen.
En ningún lugar del mundo las organizaciones y las personalidades que trabajan a favor de la legalización-regulación se plantean la promoción del consumo, se asume que es un real problema de salud pública.
De lo que se trata es de crear un nuevo modelo que arrebate el mercado al crimen organizado y cerrarle el paso a sus ganancias exorbitantes y también evitar el incremento de la corrupción y la violencia. El actual paradigma no lo logra.