Por Myrna López Águila
Dos acontecimientos en las pasadas semanas nos tientan a pensar que el desorden internacional actual, que creció desde la segunda guerra mundial está llegando a su fin:
La reunión diplomática entre USA y China en Anchorage, Alaska, en la cual China, con una nueva autoestima, sacando músculos le recordó de muchas maneras, y con una fina ironía diplomática le dijo de mil maneras a los representantes norteamericanos que ya no están en la posición de fuerza que ellos creen que están en el concierto internacional de poderes, y que USA no representa la opinión de la mayoría del mundo democrático, con la autoconfianza que le da a China la renegociación de aranceles e impuestos a las naciones europeas en su comercio con China.
El asesor de seguridad Jake Sullivan y el secretario de Estado Antony Blinken quedaron descolocados en la atormentada conciencia de saber que se abre un nuevo orden internacional desde esta primera mitad del siglo XXI.
El otro acontecimiento es bastante menos glamuroso : el encallamiento de un enorme buque de carga en el canal de Suez que ha hecho que la producción se pare o por lo menos se ralentice en miles de fábricas en Europa y USA, ya que los componentes de miles de objetos y productos ̈fabricados ̈ en occidente dependen de partes o insumos fabricadas en China. USA ha estado obsesionado por mantener el control de los países del golfo, sabiendo de la posición estratégica del canal de Suez para su comercio internacional. Esa es una de las principales razones, junto con el petróleo y la seguridad de Israel para la destrucción que el ejército norteamericano ha sembrado en países que funcionaban, como Irak, Líbano, Yemen, Siria.
Estos dos hechos nos han recordado dolorosamente la creciente dependencia de China del llamado mundo occidental. El mundo entero estuvo con el alma en un hilo, viendo en los noticieros alrededor del mundo, las maniobras para desencallar el buque del canal de Suez, milagro que impediría que las fábricas se detuvieran ocasionando millones de dólares o euros en pérdidas
La intuición de Trump de ver a China como el enemigo, el único país verdaderamente capaz de discutir su hegemonía en el mundo era correcta. Pero la tremenda ignorancia de Trump, su desconocimiento de lo más elemental de la política o la economía internacional junto con su carácter impulsivo y vengativo, lo hizo tener como agenda única , las sanciones económicas y las agresiones encubiertas contra el país asiático, palos de ciego de un gigante Polifemo mortalmente herido por un Odiseo astuto e impredecible. Aunque lo de impredecible a largo plazo no deja de ser un eufemismo. Para muchos analistas políticos, esta era una muerte anunciada desde hace por lo menos dos décadas.
Estados Unidos pudo haber construido en Latinoamérica su factoría de insumos, y elevado al mismo tiempo el nivel de vida de una clase obrera joven y robusta. Solo necesitaba que los gobiernos títeres que ha apoyado a lo largo de la columna vertebral americana invirtieran en educación. Esa era prácticamente su única carta para ganarle a China esta partida, y USA la desperdició con una miopía histórica más sólida que la Estatua de la Libertad .Eligió la política de las cañoneras, aliándose a cómplices criminales y obtusos como los Somozas, Pinochet, Strossner, Videlas , Juan Orlando Hernández y una larga lista de individuos siniestros que sirvieron al imperio una paz de cementerios, que a pesar de los miles de muertos en las trincheras de lucha por la libertad , nunca es estable. Por que la paz basada en el terror nunca es estable, y aunque las ansias de libertad y justicia de la gente, parecen derrotadas en una generación, renacen con mayor fuerza en la siguiente. A quien dude de esto, le invito estudiar la historia de la humanidad. Es la historia de la lucha de clases. Creo que , si en vez de acudir a apoyar a las élites corruptas a sofocar la rebeldía popular, producto del descontento en los años 70, USA hubiese invertido en reformas, elevado el nivel de vida de las clase populares, creado empleo en la producción, invertido en educación, apenas habría abordado el último vagón del tren en su lucha por la hegemonía. Pero eligió la destrucción de las fuerzas productivas de Latinoamérica. Solo en El Salvador, durante la guerra, gastó MÁS DE UN MILLÓN DE DÓLARES DIARIOS en mantener una guerra que no ganó.
Por supuesto que el complejo militar industrial en USA hace negocios millonarios. Pero USA pierde, y a nadie parece importarle.
A pesar del servilismo de las élites, y de los narcotraficantes, el gobierno de los Estados Unidos no tiene muchos amigos por acá. A ellos no parece importarles, ya declararon que ellos tienen intereses, no amigos. Pero ahora lo que está en peligro son sus intereses.
Y aunque USA rectificara hoy mismo, en 2021, es trágicamente tarde. China tiene un adelanto de cincuenta años de construir un capitalismo de estado a la China, en una acumulación de capital acelerada, sin parangón en el mundo occidental, al mismo tiempo que penetra en paralelo las economías del tercer mundo en un plan económico estratégico imparable, mientras USA sigue creyendo que la solución a este problema es construir muros, crear aranceles de castigo por el atrevimiento, orquestar bloqueos, secuestrar ejecutivos de Huawei,.. Y ganar la animadversión de los latinoamericanos donde China gana amigos…
Y Biden parece preocupado por mostrarle a ciertos sectores de poder de USA que él es capaz de disputarle a China la hegemonía que les corresponde como destino manifiesto.
Anclados en su maravilloso siglo XIX, mientras se alimentan de las distopías de Netflix que les alimenta el ego con películas del futuro donde las elites multimillonarias son capaces de controlar a los ciudadanos, aún en sus pensamientos, logrando así la paz universal permanente… O viviendo en Marte después de la destrucción de la tierra.