Más allá del análisis sobre las ilegalidades e irregularidades cometidas este fin de semana en torno a esta pugna entre dos poderes del Estado, sobre lo que muchos especialistas ya nos han ilustrado, sí considero importante que identifiquemos las lecciones que este fin de semana, tan fuera de lo común -al menos desde la firma de los acuerdos de paz-, nos ha dejado.
Para las y los Diputados, y particularmente para quienes conforman la Comisión de Hacienda, la lección, o el repaso de la lección, es nuevamente no despegarse de los intereses y el clamor de la ciudadanía, si bien sabemos que la aprobación de un crédito a nombre del Estado, no es una cuestión que se debe tomar a la ligera, esto tampoco debe interpretarse como una justificación para no realizar de forma expedita el análisis de este tipo de solicitudes, más cuando están relacionadas a un tema tan sensible y de interés de la ciudadanía como es el de la seguridad ciudadana, debe ponerse de una vez por toda el interés ciudadano sobre cualquier interés político, y esto pasa también por superar el eterno conflicto entre lo importante y lo urgente, con esto no estoy diciendo que deba aprobarse o darse un cheque en blanco a cualquier solicitud que este justificada en ese marco, sino darle la atención necesaria y oportuna, para que, desde ese espacio de privilegio que la ciudadanía les ha conferido, contribuyan a la atención y erradicación de este flagelo que tanto daño le ha causado al país.
Para los partidos políticos, y principalmente para sus dirigentes y líderes históricos, la lección es no descalificar en automático las solicitudes de su “adversario”, principalmente en temas de interés nacional, deben aprender a transmitir a la población sus planteamientos y posicionamientos, estoy seguro que si los mismos no están basados exclusivamente en revanchismos políticos, sino en razones objetivas y de peso, la población podrá entenderlo, y muchos, fuera de las burbujas partidarias, estaríamos dispuestos a acompañarles, el país espera una oposición constructiva, que aporte, y que contribuya al desarrollo del país, no una que se limite a bloquear o limitar el quehacer de su contraparte, y es que no perdamos de vista que la política y la forma de hacer política ha evolucionado, la ciudadanía espera más, no olvidemos que también en política aplica el principio de Darwin “no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor se adapta”.
Para las gremiales, los tanques de pensamiento, la academia, la sociedad civil organizada, se debe aprender a leer las señales, no tener miedo de salir de la zona de seguridad y confort, denunciando e informando cualquier hecho atentatorio contra nuestra institucionalidad de forma proactiva, identificando e informando sobre los posibles embates que puede sufrir nuestra democracia, y no esperar a que caiga la gota que derrame el vaso para reaccionar, ya que puede ser demasiado tardes, además que se puede interpretar o mal manejar como un apoyo netamente político partidario, en la medida que su accionar sea preventivo lograrán mayor legitimidad y apoyo, no hay que olvidar una ciudadanía informada es una ciudadanía empoderada que no permitirá ser manipulada por ningún actor político.
Para el Gobierno, la lección es aprender a administrar las diferencias, creando y fortaleciendo los puentes de diálogo con el resto de actores, y es que aunque las estructuras políticas se encuentran debilitadas, aún representan a un cúmulo de personas que, al igual que quienes les apoyan, tenemos derechos ante las instituciones, y esperamos que desde la posición de poder que se les ha asignado se tomen las mejores decisiones, y se construya un mejor país, a base de coordinación y entendimientos, y no a través de la imposición y el uso de la fuerza; también es importante que ese caudal político se use en función de otros temas de país, como el caso de la legislación del agua, la función pública, entre otros temas de interés, pero siempre en el marco de la normativa constitucional y legal aplicable, aprovechándolo de forma positiva.
Finalmente, la gran lección es para todos y todas, después de esta pugna de poderes, todos estuvimos a punto de perder, TODOS, este fin de semana quedó claro que nuestro sistema democrático es aún frágil, este sistema que tanto nos ha costado tanto construir, que nos permitió tener los gobernantes que tenemos -nos gusten o no-, que nos permite concentrarnos para apoyar a unos o a otros de forma pacífica, y que hasta la fecha ha demostrado ser el mejor sistema de gobierno, y por tanto estamos obligados a cuidarlo, respetarlo y hacerlo respetar, esto pasa por ser ciudadanos formados e informados, especialmente en lo relacionado a nuestra Constitución, y es que, como ya señalé antes, una ciudadanía informada es una ciudadanía empoderada y que no acepta manipulaciones, vengan de donde vengan, nos lo debemos a nosotros mismos, y se lo debemos al país.