Las comunidades rurales del volcán de la capital salvadoreña no tienen agua potable y deben atrapan el agua caída del cielo, la cual la depositan en bolsas plásticas cubiertas con sacos de polipropileno durante la época de invierno. Está es la situación de 7 familias del Mesón #1 de la finca Santa Isabel del cantón San Jerónimo Los Planes en Nejapa que viven en unos cuartos reducidos y aislados de los servicios básicos de la civilización moderna, este el testimonio de Jeanmillete del Carmen Castillo que reside en dicho mesón y para ello debe dedicarse como jornalera de café en la zona para gozar de vivir en el terreno.
“Estas bolsas las utilizamos para mantener agua (almacenada), para los quehaceres de la casa porque el dinero no alcanza (para comprar agua), en esta finca ganan $100 solo para el gasto de nosotros (en el hogar). Y se nos ocurrió la idea de comprar bolsas para mantener agua, porque los tanques los cierran (los dueños), no podemos estar yendo a traer agua a cada rato, los tanques solo los mantienen abiertos dos horas al día, por lo tanto, debemos aprovechar en abastecernos”, aseguró del Carmen Trujillo.
Como de novela de ciencia ficción, pero la privatización del agua lluvia sucede en realidad en las comunidades salvadoreñas. Son 48 familias del volcán de San Salvador qué subsisten en una finca de los terratenientes como la época feudal, deben trabajar las tierras para poder disfrutar permanecer en el lugar, pero a cambio de ello deben someterse a la restricción de acceso al agua lluvia que es captada por tanques propiedad de los dueños de la tierra denunció Karen Ramírez del Foro del Agua.
“Las familias tienen acceso restringido al agua solo por dos horas, en el contexto de la pandemia esto es difícil, es fácil decir -lávense las manos, báñense, apliquemos métodos de higiene-, pero qué sucede con estas familias que tienen limitaciones del agua”, señaló Ramírez.
“Las desigualdades en el tema de la gestión hídrica es grande, y tenemos un ejemplo de la centralización de la captación de aguas lluvias y la discriminación del acceso de limitar el derecho humano al agua, por lo tanto, es urgente una Ley General de Aguas y una reforma constitucional del Derecho Humano al Agua en El Salvador”, agregó.
Estas familias son la paradoja de la gestión del agua, son los principales captadores del agua lluvia que caen en los techos de sus “viviendas”, pero están conectadas las canaletas a unas tuberías que la conducen a los tanques que están a unos cuantos metros de sus hogares y sin poder tener el derecho a consumirla porque es el precio que deben pagar por no ser propietarios de las tierras donde están asentados.