Por primera vez un Alto Comisionado de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) visitó el país. Zeid Ra’ad Al Hussein se reunió con autoridades del Gobierno salvadoreño los pasados 15 y 16 de noviembre.
Su paso por El Salvador fue aplaudido por el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén, quien publicó a través de sus redes sociales fotografías con Al Hussein en un ambiente jovial, alegre y despreocupado.
Sin embargo, el informe del Alto Comisionado de la ONU revela más bien una preocupación por la situación del país en materia de Derechos Humanos.
Aunque agradece al Gobierno salvadoreño por la atención y apertura a reunirse con él, Al Hussein se mostró preocupado por cuatro puntos que destacó en su informe y que instó a que sean corregidos y atendidos “de acuerdo con las normas internacionales de los derechos humanos”.
“¢ El nivel de violencia en El Salvador permanece escandalosamente alto: el Alto Comisionado se mostró preocupado por las cifras tan altas de homicidios y por los indicios sobre ejecuciones extrajudiciales realizados por la Policía Nacional Civil (PNC) y las Fuerzas Armadas contra supuestos pandilleros.
“No importa cuán serias sean las violaciones a los derechos humanos cometidas por la violencia pandilleril, todas las personas que perpetran la violencia deben rendir cuentas por sus acciones a través de los mecanismos judiciales. Todas las víctimas merecen recibir justicia”, dijo
“¢Horrorizado por las penas contra mujeres acusadas de aborto: “Estoy horrorizado que como resultado de la prohibición absoluta en El Salvador del aborto, las mujeres están siendo castigadas por abortos espontáneos y otras emergencias obstétricas, acusadas y condenadas de haberse inducido la terminación del embarazo”, lamentó.
“¢ La impunidad: “a pesar de los valientes esfuerzos de la sociedad civil y los grupos de víctimas, solamente tres de entre más de 100 acusaciones criminales han sido reabiertas. Se han dejado estos crímenes del pasado sin investigación ni castigo, alimentando los patrones de violencia que envenenan el presente y pueden minar el futuro de una sociedad”, aseguró.
“¢ Desatención de minorías: “Son necesarias acciones similares para atacar la alta tasa de impunidad de los crímenes de odio contra las personas LGBTI, especialmente mujeres transgénero [“¦].De forma similar, los pueblos indígenas exigen que el Estado haga esfuerzos mayores para reconocer y abordar sus necesidades y situación particular”.