viernes, 12 abril 2024

La sexualidad no sólo se tiene en el cuerpo

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El caso de la menor que se fugó con un hombre adulto da lugar para hablar sobre la sexualidad durante la adolescencia. ¿Sentir deseo sexual los convierte en adultos?

Hace unos dí­as El Salvador se conmovió con el caso de Kathia, una niña de 15 años que desapareció en un rancho de playa donde habí­a acudido con su familia. Tras dos dí­as de búsqueda, se sospechaba lo peor”¦ Pero luego vino la sorpresa: Kathia se habí­a fugado con su novio, un adulto de 27 años. Este caso nos sirve para plantear una realidad existente: las mujeres que se desarrollan rápido, pero que en el fondo siguen siendo unas niñas.

La mayorí­a de las niñas se desarrollan antes fí­sicamente que los niños. Por esta razón vemos niñas que parecen "mujercitas” jugando con niños de la misma edad o mayores. Si bien el cuerpo de la niña ya está preparado para concebir, su mente aun no lo está. Pueden también parecer precoces, pues de alguna forma al desarrollar o madurar fí­sicamente también el deseo sexual y/o la atracción por el sexo se incrementa. Debido a esta ambigí¼edad, y a que las mujeres ya no solo se consideran para la reproducción, es que se han creado leyes que protegen la mente inmadura -y aún en proceso de aprendizaje- de los menores de edad.

Los padres deben educar a sus hijos de ambos sexos en la idea de cuidar su cuerpo y de las consecuencias derivadas del uso de la sexualidad. Desgraciadamente en los varones se incita a probar desde edades tempranas y a veces hasta con ayuda de los padres. A las jóvenes, en cambio, se les educa para frenar todo deseo. Por eso lo ideal es enseñar a ambos sexos a respetar su cuerpo, a tratar de esperar  a una mayor madurez mental para tener experiencias fí­sicas. También es necesario hablar de métodos de control de la natalidad. El hecho de que no hablemos de sexo,  ni de cómo evitar los embarazos, no va a hacer que dejen de existir el deseo y la curiosidad en ambos sexos. Las estadí­sticas de la Organización Mundial de la Salud son contundentes: Unos 16 millones de muchachas de 15 a19 años y aproximadamente 1 millón de niñas menores de 15 años dan a luz cada año, la mayorí­a en paí­ses de ingresos bajos y medianos.

Hay otro aspecto importante. Al desarrollarse las niñas tan pronto, atraen las miradas no solamente de los niños de su misma edad, sino también de los adultos. Estos a menudo piensan en que solamente el cuerpo participa en la elección de la sexualidad y van a ejercerla sin pensar que ésta debe ser un proceso de conocimiento y discusión, donde además de deben asumir las consecuencias. Por eso la ley siempre pena al adulto, ya sea por iniciativa de ellos o de las niñas desarrolladas que desean tener sexualidad o convivencia. El adulto debe saber que esto no es adecuado para el niño-adolescente, que están muy jóvenes para compromisos y por eso es penado sin importar el sexo del menor. También se penaliza a una mujer que tiene relaciones con un menor varón, solamente que en este caso puede ser que hayan sido los propios padres los que incluso los que  propiciaron el encuentro.

Ayuda que las niñas tengan un hermano mayor, sobre todo si son maduros y les orientan bien. Generalmente en el caso de mujeres, las frenan y tratan de mantenerlas con una inocencia, aun cuando el cuerpo ya va experimentando cambios. Por eso insisto en que hay que hablar claro. Pues la sexualidad, explicada o no, está allí­ presente… Las hormonas no se detienen por más que las niñas no sepan de concepción y anticoncepción. Con los varones todo es diferente. Media vez empiezan a desarrollarse, se les trata de informar, pero desgraciadamente como gallitos en la mayorí­a de los casos. Incluso se les lleva a las prostitutas o a las empleadas domésticas sin darse cuenta que esto es nocivo. Es cierto que los hombres no se embarazan ni pierden dignidad, pero los convierten en “picaflores”, en seres a los que no les importa embarazar a alguien ni tienen idea de lo que significa el sexo responsable.

Lo mejor que pueden hacer los padres es educar a sus hijos y ejercer algo de control. Las hormonas sin educación pueden darles sorpresas, como en el caso de la joven del rancho… También es posible que, de alguna manera, los padres no hayan visto las señales de que su hija ya era mujercita fí­sicamente y el adulto la estaba sonsacando. No olvidemos que para una niña en esta situación es muy halagador que un adulto se fije en ella.

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Margarita Mendoza Burgos
Margarita Mendoza Burgos
Titulaciones en Psiquiatría General y Psicólogía Médica, Psiquiatrí­a infantojuvenil, y Terapia de familia, obtenidas en la Universidad Complutense de Madrid, España; colaboradora de ContraPunto
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