Una vez al año la gente puede cometer cualquier delito sin ser juzgada, durante ese tiempo la justicia y los políticos desaparecen para que suceda cualquier tipo de injusticia en las calles, de modo que la delincuencia es aprobada una única vez cada año. En El Salvador algo casi común todos los días.
El jueves 9 de noviembre de 2018 los vendedores se comenzaron a agredir con los del Cuerpo de Agentes Municipales (CAM) de Santa Tecla. Los vendedores reclaman que Roberto D”™Aubuisson (alcalde de Santa Tecla) no les da permiso de vender en la carretera Panamericana, no obstante, en tono Donald Trump, Roberto dice que los vendedores son criminales.
El día de los disturbios varias personas resultaron lesionadas y el CAM mató a un vendedor de tortas. Los vendedores solo portaban piedras, pero el CAM comenzó a disparar al azar, así dos periodistas fueron lesionados. Una de las cosas más interesante es que ni la Unidad de Mantenimiento del Orden (UMO) tiene permiso de disparar en primera instancia, primero deben negociar. Lo hecho por el CAM es una violación a los derechos humanos de la que poco se ha hablado en la Fiscalía, en épocas de elección de nuevo fiscal.
Más allá de la elección del nuevo fiscal se encuentra un problema mayor, El Salvador no cuenta con Sala de lo Constitucional, por lo que muchos procesos no pueden ser llevados a cabo y es así como se están cometiendo muchas violaciones a derechos constitucionales. El mayor pedido que tenemos como salvadoreños es que nuestros gobernantes piensen bien qué están haciendo.
Fuera de todo esto, qué se puede esperar de un municipio en el que reprimen protestas con disparos y cuyo alcalde acusa a los vendedores de ser gente mala. ¿Estamos en Estados Unidos o no hay derechos? Esa es la pregunta que tardaré tiempo en responderme.