miércoles, 11 diciembre 2024

La presidencia pro tempore de la CELAC

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El Presidente Salvador Sánchez Cerén recibió, en dí­as recientes y en nombre de la República de El Salvador, la presidencia pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Hablamos de una importante instancia de integración, cooperación y diálogo regionales, que en la época actual –marcada por drásticos cambios en el orden mundial y especialmente en la realidad  polí­tica interna de EEUU— está llamada a jugar un papel de primer orden en las estrategias de desarrollo a ser impulsadas en América Latina y el Caribe. 

¿Cuál es el significado que reviste para El Salvador el haber recibido la presidencia pro témpore de la CELAC?

En primer lugar, se trata de un reconocimiento al liderazgo polí­tico del Presidente Sánchez Cerén. A nadie, dentro o fuera del paí­s, se le escapan los obstáculos para gobernar que ha tenido que enfrentar el Presidente Sánchez Cerén, desde el inicio de su gestión en 2014 y que continúan en estos momentos. Obstáculos generados por la derecha (polí­tica, mediática y empresarial), con la finalidad que desestabilizar al gobierno y crear en la población una sensación de caos e incertidumbre.

El Presidente de la República, con prudencia, apertura al diálogo y don de gentes, ha sabido sortear las trampas y juego sucio de la derecha salvadoreña. Sin un liderazgo polí­tico firme eso no hubiera sido posible, y sus homólogos de América Latina y el Caribe han reconocido ese liderazgo en su homólogo salvadoreño.

En segundo lugar, se trata de un reconocimiento para la sociedad salvadoreña en un momento clave de su historia: la conmemoración del XXV Aniversario de los Acuerdos de Paz. Desde la mirada latinoamericana y caribeña, lo logrado por El Salvador en 1992 no fue poca cosa: superar una guerra civil por la ví­a de la negociación polí­tica.

Tampoco es irrelevante lo que vino después: la creación de una institucionalidad polí­tica que impidiera el regreso al pasado autoritario –un mal con el que también han lidiado los paí­ses de la región— y que sirviera de fundamento a la democratización polí­tica. Lo cual no significa que se desconozcan los grandes desafí­os que tiene el paí­s en materia socio-económica, de violencia criminal, migraciones, educación y medio ambiente, desafí­os también presentes en la región latinoamericana y caribeña, tal como se hizo evidente en la V Cumbre de la CELAC, celebrada en República Dominicana, el 24 y 25 de enero de 2017.

¿Y por qué reconocimiento para la sociedad? Sencillamente, porque la democracia en El Salvador sólo ha sido posible por al sacrificio, la entrega y el dolor de miles de salvadoreños que antes y durante la guerra civil lo dieron todo –incluso su vida— por un El Salvador democrático, justo e inclusivo.

Sin lo anterior no se puede entender a cabalidad el significado de la presidencia pro tempore de la CELAC otorgada a El Salvador. Es como si los Estados miembros de la CELAC se quisieran contagiar del espí­ritu de los Acuerdos de Paz.

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Luis Armando González
Luis Armando González
Columnista Contrapunto
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