Escribir es un acto sumamente difícil; hablo de la escritura creativa, esa que, a través de la ficción, nos lleva a mundos increíbles, personajes fascinantes e historias conmovedoras. Para escribir, además de talento, se necesitan disciplina, tesón, paciencia, saber mentir y saber admirarse ante la realidad. Escribir, pues, es un acto difícil.
Pero si escribir literatura es difícil, más lo es escribir sobre nuestros amigos. Aquellos seres que, a lo largo de nuestro existir, nos han marcado, nos han brindado su cariño, han sido solidarios con nosotros, nos han mostrado facetas de la vida que desconocíamos y nos han acompañado fielmente en las buenas y las no tan buenas.
Pues al leer Mágica tribu (Índole, 2008), de Claribel Alegría, ganadora del premio Sofía de Poesía Iberoamericana 2017, descubro que la poeta ha sabido dominar el complicado ejercicio de escribir sobre los amigos. Lo hace de manera sencilla y entrañable.
En 136 páginas, Claribel nos regala diez retratos íntimos de escritores que, de una u otra forma, influyeron en su vida, en su educación y, finalmente, en su poesía. El libro es una ventana que la poeta nos abre de par en par para mostrarnos una faceta más íntima, si se puede: la de una mujer que construyó a lo largo de su vida fuertes lazos de amistad con personajes de la talla de Salarrué, Augusto Monterroso, Roque Dalton o Julio Cortázar.
En las palabras introductorias, ella misma afirma que este libro es un homenaje a sus amigos: “La amistad para mí, como el amor (la amistad también es amor), es uno de los grandes regalos de la vida”.
Con anécdotas rescatadas del fondo de sus recuerdos, nos presenta las distintas vivencias que tuvo, desde su niñez, con grandes intelectuales o escritores. Del gran educador mexicano José Vasconcelos, la poeta nos cuenta la idea que tenía de él cuando era una chiquilla:
“— Creí que usted era un gigante…
— …¿Quién te ha dicho semejante cosa?
— Mi papá y usted es más bajito que él.
Con mucha discreción, mi madre me hizo señas para que me fuera a jugar, pero Vasconcelos ya era mi amigo, pese a que yo tenía seis años y él casi cincuenta”.
Relata la escritora que fue Vasconcelos quien le vaticinó que sería poetisa y le sugirió que se cambiara el nombre de Clara Isabel, que parecía “más el nombre de una abadesa”, por el de Claribel. A partir de ese instante, ella le anunció a todo mundo que ya no se llamaría más Clara Isabel, sino como la conocemos todos sus lectores hasta el día de hoy.
En el retrato de Juan Rulfo, nos cuenta que lo conoció en una reunión en la casa de otro grande de la literatura hispanoamericana y también amigo de ella, Augusto Monterroso, y a partir de ahí trabaron amistad. Claribel Alegría consigna que para el creador de magistrales cuentos como “No oyes ladrar a los perros” o “Diles que no me maten”, a Salarrué lo consideraba como su maestro, a quién conocería después en un congreso en México, a partir del cual iniciaron una buena amistad.
Uno de los retratos más conmovedores que encontramos en Mágica tribu es el que hace de Roque Dalton, a quien nunca conoció personalmente, pero sí a través de innumerables cartas a partir de la cuales le tomó un profundo aprecio.
Cabe destacar que parte de la información que tenemos en la obra viene de las cartas que se escribió con sus amigos a lo largo de muchos años, por lo que descubrimos que la poetisa fue una gran cultivadora del género epistolar, tan en desuso hoy en día.
Claribel Alegría nos cuenta lo que hizo cuando recibió la noticia del asesinato de Dalton, de voz de un sollozante Roberto Armijo. Llorando, se fue a su biblioteca para leer la poesía del bardo, “para sentirlo más cerca”. Así fue como leyó “Alta hora de la noche”: …No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre. Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre.
Las semblanzas se muestran una tras otra como recuerdos de un pasado que sigue estando presente en la vida y obra de la poetisa. Además de las anécdotas, disfrutamos de extractos de las obras de todos los escritores reseñados; por lo que Mágica tribu es un libro rico en recuerdos, literatura y sentimiento.