martes, 16 abril 2024
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La necesidad de multiplicar a Berta Cáceres

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En el momento presente la humanidad se enfrenta a dos caminos: La vida o el capital.  La posibilidad de seguir haciendo posible la vida, humana y no humana, está poniéndose en tela de juicio sino rompemos con la opresión y la dominación que impone el sistema capitalista. Precisamente, Berta Cáceres, luchó por defender  la vida. Luchó contra el capital. Creí­a que otra forma de vivir era posible. 

A nivel mundial asistimos a la puesta en práctica de la racionalidad capitalista, racista y patriarcal que desprecia la vida, los saberes ancestrales, la naturaleza, que desprecia y excluye al diferente. Berta logró articular en una misma lucha la defensa de la vida que estos tres poderes niegan. Esta racionalidad de muerte y opresión se manifiesta en nuestra región por los alarmantes niveles de desigualdad económica. Por un lado, América Latina continúa siendo la región más desigual del planeta, los más ricos captan en promedio casi el 50% de los ingresos totales de la región, mientras que las personas más pobres reciben sólo el 5%.

Por otro lado, la lógica insaciable de acumulación de capital está impulsando a nivel mundial el modelo extractivista hacia los bienes comunes de la naturaleza -como el agua, los minerales, la madera, las semillas y otros-, ocasionando despojo, desplazamientos  y criminalización de las comunidades que luchan por defender su territorio. Ello responde a que la región latinoamericana es la más rica en biodiversidad en el mundo. En Centroamérica el 14% del total de territorio ya está concesionado a empresas mineras, principalmente de capital canadiense.

Berta Cáceres fue una valiente lí­der indí­gena que luchó contra el poder de las empresas transnacionales, fue asesinada por la maquinaria del poder global y local. Berta luchó, junto al pueblo Lenca de Honduras,  contra la gran transnacional china Sinohydro, el Banco Mundial y el BCIE,  que pretendí­an construir una represa en el Rí­o Gualcarque, rí­o sagrado dentro de su espiritualidad lenca. Como resultado de esta lucha emprendida por años lograron expulsar a esta empresa china, una de las más grandes del mundo, pero el proyecto fue retomado por la empresa DESA.

Después del golpe de Estado de 2009,  el nuevo gobierno ilegitimo otorgó cerca de 47 concesiones de megaproyectos en todo el territorio hondureño. Esto fue muchas veces denunciado por Berta Cáceres, señalando que: “El 30% del territorio, en Honduras, ha sido entregado a las multinacionales mineras o hidroeléctricas.  Son más de 300 empresas ilegales, que prosperan en la corrupción imperante y sin el consentimiento de las poblaciones.  La conflictualidad es alta.  En Honduras está la más grande base militar gringa de la región, y la militarización ha crecido todaví­a después del golpe de estado del 2009.

Honduras es considerado como el paí­s más peligroso y represor de las personas que luchan a favor del medio ambiente y los bienes comunes.  La organización internacional Global Witness, mediante el estudio titulado “ How Many More?” (“¿Cuántos Más?), señala que en 2014 cerca de 116 personas fueron asesinadas en todo el mundo por luchar contra megaproyectos que ponen en peligro la vida en la tierra, y que Latinoamérica fue la región más peligrosa para los activistas del medio ambiente, 87 personas fueron asesinadas. En Honduras, al menos 111 ecologistas perdieron la vida entre 2002 y 2014, siendo considerado, por tanto, como el paí­s que más reprime las luchas por la defensa de la naturaleza. Además, el informe destaca que 47 de las ví­ctimas mortales (40%) eran indí­genas y recalca que los asesinatos están relacionados con meproyectos mineros, agrí­colas e hidroeléctricos.

Como una manera de articular luchas de resistencia y de solidaridad entre los pueblos  de la región, ante la grave situación de violencia e impunidad que vive Honduras y ante las amenazas latentes del extractivismo en la región, los dí­as del 13 al 15 de abril se realizó en Tegucigalpa el Encuentro internacional de los pueblos “Berta Cáceres Vive”. El encuentro tení­a como objetivos, por un lado, impulsar un proceso de coordinación y articulación, desde la solidaridad internacional, para exigir justicia por el asesinato de Berta Cáceres, y,  por otro lado, el de promover el internacionalismo militante por la defensa de los bienes comunes de la naturaleza y la lucha contra el modelo extractivista. 

El evento fue convocado por las hijas y el hijo de Berta Cáceres, el Consejo Cí­vico de Organizaciones Populares e Indí­genas de Honduras (COPINH) y la Plataforma del Movimiento Social y Popular Hondureña. Se hicieron presentes distintas delegaciones de 22 paí­ses, con la idea de crear redes para sumar esfuerzos en esta lucha contra la problemática de la industria extractiva y, también,  para que se instale una comisión multidisciplinaria internacional que investigue el crimen contra la defensora de la vida Berta Cáceres.

Las demandas principales de la declaración final del encuentro fueron: Verdad y justicia ante el crimen de Berta, el retiro de DESA del territorio lenca, el retiro definitivo de las presencia militar en los territorios indí­genas, populares, rurales y urbanos; entre otros.

El asesinato de Berta nos reclama seguir luchando por la vida. Hoy más que nunca es necesaria la solidaridad entre los pueblos, pues el enemigo a vencer es poderoso. Es necesario frenar el proyecto de muerte del capital global, es necesario multiplicar a Berta Cáceres en cada parte del mundo. 

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Evelyn Patricia Martí­nez
Evelyn Patricia Martí­nez
Columnista Contrapunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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