Gabriel Otero
Hoy la luna está más cerca de la tierra y la marea azota con furia los deseos, los amantes se devoran más que antes, esta es una noche donde navegan las intensidades.
Hoy la luna brilla diferente, la vemos blanca pero es gris y a veces amarilla o naranja, son los artilugios de la óptica, la luz del sol embrocándola como espejo.
Esta luna es insoportablemente intimista, luna susurrante, luna invocadora, luna cómplice, luna sólo para ser ella misma.
Esta luna no tiene memoria pero es fisgona, se asoma por la ventana para ver la desnudez de tus piernas y, acaso, robarte descarada tus rubores.
Esta luna necesita calor para abrigar su lado oscuro, se parece al amor que siempre tiene algo oculto: la locura catapulta, la locura ilusión, la locura sombra, la locura lugar común que todo lo cura.
Esta luna es clara faz de lo que no miente, te vi a los ojos y supe descifrarme en tu dulzura, llegaste a ser verso y a calmarme los arrojos.
Esta luna viene callada y se va ruidosa, llena de lunares y aliteraciones, onomatopeyas de roces rojos y orgasmos inundados, luna es una hasta que llegue el alba.
Y, junto al sol, la luna estará lista para no ser vista pero los amantes ansiosos pecarán de exhibicionistas y no sabrán de crepúsculos y oscuridades.
Y, durante el día, la luna se henchirá de cielos azules y nubes, se disfrazará serena en este lado del mundo para inquietar y alumbrar a otros mares y cuerpos lejanos.
Hoy la luna está más cerca de la tierra y los amores, luna cursi, luna miel, luna hiel, luna sola, luna resistiendo al universo que se expande, luna, simplemente luna.