De manera unánime, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) dirigido por Janet Yellen aprobó comenzar en octubre a desprenderse de manera “gradual y predecible” de su gran cartera de deuda, el último de los estímulos monetarios aplicados para contrarrestar la crisis de 2008-09, y un proceso sin precedentes por su magnitud que ya ha sido bautizado como "la Gran Retirada".
La cartera de deuda ha pasado de apenas 800,000 millones de dólares en 2008 a los actuales 4.5 billones de dólares, impulsada por la multimillonaria inyección de liquidez para reactivar la economía.
La Fed ya había dejado de comprar deuda dentro de su agresivo plan de estímulo monetario, ideado por su predecesor Ben Bernanke en 2008 y conocido como "relajación cuantitativa", pero aún reinvertía los beneficios obtenidos por estos activos.
El objetivo había sido mantener bajos los tipos de interés a largo plazo, que son los que marcan las tasas hipotecarias y bonos corporativos.
Con la decisión de esta semana, el banco central, que ya ha elevado los tipos de interés en tres ocasiones hasta el actual rango de entre 1 % y 1.25 %, da un cierre definitivo al estímulo monetario aplicado tras la crisis, la mayor vivida en EEUU en ocho décadas.
Pero, al igual que el apoyo monetario carecía de precedentes, tampoco existen para su posterior retirada.
"La Fed nunca han hecho algo así antes. Así que no pueden estar seguros de qué efectos tendrá", explicó David Wessel, director del centro Hutchins de Política Fiscal y Monetaria de la Brookings Institution. Wessel remarcó que "básicamente, lo que han decidido los miembros del banco central es que es hora de que la economía se mantenga por sí sola".
Varios indicadores macroeconómicos muestran una sólida recuperación: varios años de crecimiento anual medio del 2 % y una tasa de desempleo en el 4.4 %, tras haber superado el 10 % en 2010; aunque la inflación sigue por debajo de la meta anual del 2 %.
Yellen no descartó la posibilidad de una nueva subida de tipos de interés antes de final de año, y la Fed anticipa hasta tres alzas adicionales del precio del dinero a lo largo de 2018.
Los analistas consideran que, no obstante, esta "Gran Retirada" conlleva importantes riesgos ya que no se ha hecho anteriormente, sobre todo en unos mercados financieros que se han acostumbrado a años de liquidez casi sin límite por parte de los bancos centrales.
Además, la situación de la Fed no es única, y tendrá repercusiones en todo el mundo. En 2015, el Banco Central Europeo (BCE), liderado por Mario Draghi, imitó al banco dirigido por Yellen y lanzó un programa de relajación cuantitativa similar al estadounidense, que se espera continúe hasta 2019 para relanzar su deprimida economía.