martes, 10 diciembre 2024
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La farsa electoral de Venezuela

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En un paí­s con más de 300 presos polí­ticos y un presidente, Nicolás Maduro, que controla de manera absoluta todos los otros poderes del Estado, el gobierno ha citado a una farsa de elecciones a celebrarse el próximo 20 de mayo.

Las pruebas de que no hay ninguna voluntad de parte del presidente para realizar elecciones en condiciones de libertad, equidad y transparencia son contundentes y ya han sido denunciadas por 15 gobiernos de América Latina, Estados Unidos, la Unión Europea y organismos internacionales.

El Consejo Nacional Electoral (CNE), el responsable de la elección y el conteo de los votos, es un operador fiel de las órdenes de Maduro. Es un instrumento a su servicio.

Maduro, que tiene el rechazo de más del 80% de la población, quiere reelegirse, una vez más, ahora de 2019 a 2025. Para eso busca legitimarse con elecciones realizadas a modo por el gobierno y con la participación de candidatos que le son afines o con los que ha negociado.

En unas elecciones que realmente permitan la competencia, Maduro perderí­a de manera contundente. Él y los suyos lo saben y por eso se niegan a hacerlas. Ese serí­a el fin de la Revolución Bolivariana que ya fracasó, pero que sigue en el poder.

La Unidad Democrática (MUD) que reúne a una veintena de fuerzas polí­ticas de oposición ha denunciado que no hay condiciones para unas reales elecciones y que por eso no se va a prestar a ser comparsa del fraude de Maduro.

En la farsa electoral participan el candidato independiente Luis Alejandro Ratti; el pastor Javier Bertucci; Reinaldo Quijada, de Unidad Polí­tica Popular 89 y Henri Falcón, que postulan cuatro partidos que antes estaban en la MUD. Maduro aparece en la boleta diez veces, el mismo número de los partidos que lo postulan. Todas creaciones del gobierno.

Las elecciones que ahora organiza Maduro son un proceso amañado que nadie respeta. Las desconoce el 80% de los venezolanos y la comunidad internacional a no ser dos o tres paí­ses cuyos gobiernos son producto también de elecciones fraudulentas.

Los únicos que creen legí­timo que se realice el fraude patriótico de Maduro son los suyos que suman el 20% de los venezolanos. Y es su manera de “proteger” a la ahora dictadura frente a la comunidad internacional argumentando que sí­ hubo elecciones.

Maduro, nunca va a dejar la presidencia y desde el poder va a encontrar la forma de organizar farsas electorales para mantener la dictadura disfrazada de democracia que ahora encabeza. Así­ ha sido estos años. ¿Hasta cuándo?

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Rubén Aguilar Valenzuela
Rubén Aguilar Valenzuela
Columnista y analista de ContraPunto. Doctor en Ciencias Sociales, con una Licenciatura y Maestría en Sociología y Estudios de Desarrollo Institucional; exfuncionario del gobierno mexicano.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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