En un país con más de 300 presos políticos y un presidente, Nicolás Maduro, que controla de manera absoluta todos los otros poderes del Estado, el gobierno ha citado a una farsa de elecciones a celebrarse el próximo 20 de mayo.
Las pruebas de que no hay ninguna voluntad de parte del presidente para realizar elecciones en condiciones de libertad, equidad y transparencia son contundentes y ya han sido denunciadas por 15 gobiernos de América Latina, Estados Unidos, la Unión Europea y organismos internacionales.
El Consejo Nacional Electoral (CNE), el responsable de la elección y el conteo de los votos, es un operador fiel de las órdenes de Maduro. Es un instrumento a su servicio.
Maduro, que tiene el rechazo de más del 80% de la población, quiere reelegirse, una vez más, ahora de 2019 a 2025. Para eso busca legitimarse con elecciones realizadas a modo por el gobierno y con la participación de candidatos que le son afines o con los que ha negociado.
En unas elecciones que realmente permitan la competencia, Maduro perdería de manera contundente. Él y los suyos lo saben y por eso se niegan a hacerlas. Ese sería el fin de la Revolución Bolivariana que ya fracasó, pero que sigue en el poder.
La Unidad Democrática (MUD) que reúne a una veintena de fuerzas políticas de oposición ha denunciado que no hay condiciones para unas reales elecciones y que por eso no se va a prestar a ser comparsa del fraude de Maduro.
En la farsa electoral participan el candidato independiente Luis Alejandro Ratti; el pastor Javier Bertucci; Reinaldo Quijada, de Unidad Política Popular 89 y Henri Falcón, que postulan cuatro partidos que antes estaban en la MUD. Maduro aparece en la boleta diez veces, el mismo número de los partidos que lo postulan. Todas creaciones del gobierno.
Las elecciones que ahora organiza Maduro son un proceso amañado que nadie respeta. Las desconoce el 80% de los venezolanos y la comunidad internacional a no ser dos o tres países cuyos gobiernos son producto también de elecciones fraudulentas.
Los únicos que creen legítimo que se realice el fraude patriótico de Maduro son los suyos que suman el 20% de los venezolanos. Y es su manera de “proteger” a la ahora dictadura frente a la comunidad internacional argumentando que sí hubo elecciones.
Maduro, nunca va a dejar la presidencia y desde el poder va a encontrar la forma de organizar farsas electorales para mantener la dictadura disfrazada de democracia que ahora encabeza. Así ha sido estos años. ¿Hasta cuándo?