martes, 16 abril 2024

La dictadura surgida de una elección democrática

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El resultado electoral del pasado 28 de marzo fue inédito. “El imposible de que un partido alcanzara mayoría legislativa” para aprobar presupuesto y eligiera funcionarios de segundo grado, resultó posible tras 100 años de explotación, la que forjó una conciencia popular unificada que otorgó a Nuevas Ideas el poder para cambiar la estructura de gobierno.

Por supuesto este triunfó fue una derrota “inesperada” para la élite quién por más de un siglo decidió quién gobernaba, y con su dinero compraban los votos en la Asamblea Legislativa, aprobando el presupuesto, nombrando fiscal, corte de cuentas y corte suprema de justicia, ejerciendo ellos el control sobre los “tres poderes del estado”.

Este control les asegura con el Ejecutivo inmunidad y privilegios, con el Legislativo se aseguran leyes que favorecen sus negocios, con la justicia y corte de cuentas, aseguran la evasión de impuestos, el contrabando y otros ilícitos, impunidad total como un régimen dictatorial.

Esta estructura de gobierno corrompió los poderes del estado y forzó un estado represivo, no democrático con malos servicios de comunicación, agua, salud, educación, seguridad, salarios bajos, falta de oportunidades, etc.

Pero la conciencia llegó a los salvadoreños, y el pánico sacude a la minoría, explotadora de sus compatriotas.

Sabedores del mal que se puede hacer controlando los poderes del estado, la situación es aterradora para ellos. Creen que controlando los tres poderes gobierno y votantes ignorantes, analfabetos, domesticas, albañiles, enfermeros, carpinteros, soldados, técnicos, amas de casa, taxistas, profesionales, maestros, campesinos, sindicalistas, vigilantes, recogedores de basura, aviadores, conductores de buses, electricistas, pequeños empresarios, jóvenes, viejos, médicos, empleados bancarios y de almacenes, meseros, bartender, vendedores ambulantes, de sorbete, de minutas, de mangos cumbia, futbolistas, referís, guarda vidas, padres católicos, pastores, policías, estudiantes, comerciantes informales, actuaremos como una DICTADURA.

Lo cierto es que el despilfarro, el no pago de impuestos, la aprobación de leyes protectoras de monopolios, presupuestos bajos para educación, para salud, para seguridad y sus privilegios han terminado.

Para ellos es ilegítimo que el pueblo integrado por “seres inferiores” se exprese democráticamente y que el poder que ellos compraban, ahora lo reciba Nuevas Ideas. Para ellos la “Expresión democrática la antesala una DICTADURA”.

Para que el mensaje DICTADURA y corrupción se propague los exdueños del país, instrumentan a quiénes les deben dinero, la prensa que no paga impuestos y sobrevive de su pauta publicitaria y los asalariados quienes temen la nueva competencia, ellos son el 2 % de los votantes.

Confieso que en un principio me sentí molestó cuando personas a quiénes admiraba por su labor empresarial, como loros repiten DICTADURA, corrupción y afirman que su voto debería valer más y predicen un futuro desastroso.

Desde junio de 2019, a abril de 2021 compruebo que la razón está de mí lado.  

Expresan los ancianos sin trabajo que en su vida Nayib Bukele, es el único presidente que de ellos se ha acordado, esto lo escuchas desde Meanguera en el golfo, hasta Ahuachapán. La acción gubernamental durante la pandemia, la proyección económica del PIB superando el 4 %, el romper el récord histórico mensual de exportaciones este año, la mejora en calificación y valor de bonos salvadoreños de las entidades de riesgo, son logros innegables del trabajo de pueblo y gobierno, labor que trasciende fronteras y océanos.

El orgullo salvadoreño ha renacido, el trabajo conjunto de pueblo y gobierno impulsa el desarrollo.

Más de medio millón de vacunados en abril, alimento gratis a necesitados, carreteras, negocios reactivados, empleo, aumento en ventas y demanda a fábricas, seguridad, reacondicionamiento y construcción de escuelas, hospitales y cárceles, capacitación a reos, aumento de salarios a militares, policía y pensionados, planta gasífera en Acajutla, computadoras para alumnos y profesores de educación pública y un plan Cuscatlán, acciones que nunca vi hasta cumplir casi 71 años.

¿Cuándo el viejo sistema apoyó a maestros y alumnos? Se legislaba entonces, para vender medicina cara y monopolizar los créditos.

Con el beneficio que pueblo recibe, lo que me indignaba de los loritos ahora me resbala, además los veo acudiendo a vacunarse, celebrando en familia en los nuevos restaurantes de la Libertad, hablando de la nueva carretera e imagino que, si sus clientes venden más, ellos como proveedores venderán más.

Esperar humildad y reconocimiento al buen gobierno, no es algo que espero, pero casi estoy seguro de que acudirán a BANDESAL a refinanciar sus créditos.

(*) Ernesto Panamá es Escritor

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Ernesto Panamá
Ernesto Panamá
Columnista de ContraPunto, Escritor salvadoreño; Máster en Edición, con 13 obras publicadas
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