Unos 150 inmigrantes, en su mayoría salvadoreños, beneficiarios del Status de Protección Temporal, declararon una huelga de hambre demandando residencia permanente de la Administración Biden y del Congreso de Estados Unidos, el pasado 19 de marzo.
La Alianza Nacional TPS, apoyada por la Red Nacional de Jornaleros y CARECEN, se compone de inmigrantes haitianos, hondureños y salvadoreños que abogan para que se les permita vivir en Estados Unidos legalmente.
Aunque la mayoría de los que se han incorporado a la huelga de hambre en el parque Freedom Plaza, a unas cuadras de la Casa Blanca, reside en el Área Metropolitana de Washington, muchos vienen de Carolina del Norte, Carolina del Sur, Texas, Nevada y otros estados. Si bien el presidente Joe Biden prometió resolver la situación de los que están bajo TPS, una decisión de otorgarles la residencia permanente tendría que pasar por el Congreso, lo cual requeriría del apoyo tanto de legisladores demócratas como republicanos.
A diferencia de lo que ocurre en países como El Salvador, donde los legisladores votan usualmente alineados con su partido, en Estados Unidos los congresistas apoyan individualmente iniciativas de ley que favorecen o no afectan negativamente al electorado de sus distritos o estados.
Como lo indica Arnoldo Díaz, uno de los coordinadores de la Alianza TPS que organiza la huelga de hambre, este año 228 representantes demócratas y 9 republicanos votaron a favor de la iniciativa de ley HR6, Sueño y Promesa Americana, que introdujo la Representante Lucille Roybal-Allard. A diferencia del 2020, este año, 2 representantes demócratas se abstuvieron de votar por esta iniciativa que daría residencia permanente a muchos inmigrantes.
Tanto la presión política y labor de cabildeo se vuelvan muy determinantes en como voten los legisladores al momento de aprobar en sus respectivas cámaras una medida como la de dar residencia permanente a un grupo de personas, como los protegidos por el TPS.
La iniciativa HR6 requerirá el voto de los 50 senadores demócratas y por lo menos 10 senadores republicanos, para poder presentársela al presidente para su aprobación y convertirse en ley.
Los salvadoreños tienen mucha experiencia tanto en lucha de calle para presionar a las autoridades que toman decisiones políticas, como en cabildeo congresional. El ejercicio de sus derechos civiles ha sido una de las características que afirman la presencia constructiva de los salvadoreños en Estados Unidos. La mayoría de decisiones políticas que les han favorecido o perjudicado, han tenido su apoyo o rechazo público y organizado en las últimas cuatro décadas.
Esfuerzos heroicos como una huelga de hambre de un ciento de salvadoreños en una cárcel de inmigrantes indocumentados del Centro California en 1981 fue uno de los hechos históricos con los que iniciaron su saga los cuscatlecos. El programa de TPS se inició con una Caminata de New York a Washington en 1983, cuando unos cien salvadoreños acompañados por otro número igual de participantes de otras nacionalidades incluyendo estadounidenses decidieron emprender una marcha hacia al congreso de los Estados Unidos.
Por supuesto que actividades como la actual huelga de hambre no son esfuerzos aislados y caprichosos, sino por el contrario, son coordinados y organizados por organizaciones que proveen apoyo logístico, legal y comunitario para que sean efectivos.
El que esta huelga de hambre tome lugar durante la Pandemia más mortífera de los últimos 100 años la vuelve más dramática y meritoria. Las personas que ayunan han tenido que hacerlo casi a la intemperie. Una carpa apenas los protege de la lluvia, pero muy poco del frio que en los últimos días del invierno de Washington ha sido poco amigable.
Anteriormente la mayoría de las huelgas de hambre y ayunos de inmigrantes tomaron lugar en iglesias. En los años ochenta los salvadoreños consiguieron que comunidades eclesiásticas, Nativo Americanas e instituciones de derechos humanos y solidaridad, les apoyaran en sus esfuerzos de abogacía por sus derechos en este país.
El Concilio Nacional de Iglesias, Church World Services, Concilio Manso de Arizona, Chicago Religious Task Force, ACLU, National Lawyers Committee, Rescate, CISPES y muchas otras organizaciones acompañaron la lucha de activistas salvadoreños durante los años ochenta.
Las huelgas de hambre motivaron congregaciones eclesiásticas en muchos estados a declararse santuarios, desafiando no solo las políticas de los presidentes Reagan y Bush, sino desobedeciendo la ley misma que nunca reconoció a los centroamericanos como refugiados de guerra. Algunos de los líderes del movimiento Santuario fueron a prisión por proteger a refugiados centroamericanos que huían de la guerra civil en sus países.
En la huelga de hambre que se inició el 19 de marzo y culminará el 30 de abril del 2021, el apoyo más fuerte viene de National Day Laborers Organizing Network, LIUNA (laborers’ International Union of North America) y CARECEN. Según Arnoldo Díaz, del Comité Ejecutivo de la Alianza Nacional TPS, su organización apoya los proyectos de ley Secure Act en el Senado que sometieron los senadores Chris Van Hollen, Ben Cardin, Dianne Feinstein y Tim Kaine, como el American Dream and Promise de la Representante Lucille Royball-Allard, en la cámara baja.
Díaz dice “no se puede asumir que todos los demócratas votaran por las iniciativas de ley; el apoyo de por lo menos 10 republicanos en el senado es imprescindible para que estos proyectos lleguen al escritorio del presidente Joe Biden.” Sus esfuerzos están focalizados en los senadores de Florida, las Carolinas, Minnesota y Texas. Esta Huelga de Hambre de la Alianza por TPS es uno de tantos esfuerzos que van a tomar lugar en los próximos días en Washington.
Los activistas y demás inmigrantes que se han declarado en huelga de hambre, en los primeros cien días del presidente Biden, esperan no solo llamar la atención del presidente y congresistas de ambos partidos, sino también incorporar a mas beneficiarios y especialmente a sus hijos, a su lucha por la residencia que podría durar este y el próximo año.
Muchos de los dirigentes de esta huelga han tenido la experiencia de luchar no solo por el Status de Protección Temporal, sino por muchas otras iniciativas de reformas migratorias junto a inmigrantes de muchos países del mundo. También esperan la solidaridad de los salvadoreños, haitianos, hondureños y ciudadanos estadounidenses y de otras nacionalidades que les ayuden a persuadir a sus legisladores demócratas y republicanos a mantener unida a sus familias.
Nota: Texto y fotos de Mauricio Alarcón