Por Roberto Carbajal.
Se abrió el telón del VI Festival de Teatro Hispano Salvadoreño con Habitación 406 , un texto de Helen Portillo, producción de Irreal Teatro de El Salvador , Papayasos de Colombia, y Teatro Tuyo de Cuba , nos lleva a recordar la crisis vivida a partir del Coronavirus . Un padre y su hijo están aislados por posible contagio del virus . su madre que está ausente está contagiada y separada de ambos y solo saben de ella por medio de lo que les informan a través de un teléfono. Entre la incertidumbre, la angustia , el desamparo tratan de sobrellevar esta situación por ratos jugando para olvidar tal situación. El recurso luminotécnico muy bien utilizado en los cambios de ambientes , el paso del tiempo con los relojes superpuestos y los recursos escénicos la cama, las maletas del todo aprovechados.
Durante el desarrollo de la trama , la relación padre-hijo se deteriora , el estar en un encierro total aumenta la ansiedad y no saber lo que pasa con la mamá eleva la tensión dramática hasta que se el padre recibe la fatal noticia , como afronta esto el padre , a veces hay movimientos innecesarios de un lado a otro , donde se podría concentrar la energía , un hijo ajeno aparentemente a lo que pasó pero queda oculto su conflicto interno, donde ya no hay esperanza , que queda , que falta. Al salir de la habitación donde han estado por 28 días , nos deja al vacío , algo por ver más en escena sobre lo que vendrá, lo que vivirán con la ausencia de una madre, la relación padre-hijo .
Habitación 406 nos lleva a la memoria sobre la tragedia que se vivió a nivel mundial por un virus mortal , las pérdidas humanas, la fragilidad de la vida y el recuerdo de los seres más amados.