Por Juan Gasparini
El estallido de los gasoductos Nord Stream, en las profundidades del Mar Báltico durante la actual agresión de la Federación de Rusia a Ucrania, bajo la lupa de revelaciones periodísticas.
Artículos de prensa publicados en Europa y Estados Unidos supuestamente no aportarían pruebas definitivas sobre la autoría del sabotaje en el Mar Báltico de los 2 gasoductos que transportaran el gas vendido por Rusia a Alemania desde el 2011, corolario de la invasión a Ucrania dispuesta por Vladimir Putin el 24 de febrero de 2022. Moscú a propuesto una «investigación internacional» del atentado (1), formula que implícitamente le reservaría el poder de veto de quienes podrían investigar. A la vez, Alemania, Suecia y Dinamarca, países bálticos vecinos al lugar del hecho, impulsan conjuntamente procedimientos judiciales regulares.
¿A quien beneficia el móvil del crimen?
La voladura subacuática de los 2 «pipelines» sucedió el 26 de septiembre de 2022, tras el cese por decisión unilateral rusa de continuar aprovisionando por esas vías gaz a Alemania, acaecida 24 días antes, concretamente el 2 de septiembre de 2022. El acuerdo entre ambas partes, estipuló que un reclamo por incumplimiento de las obligaciones contractuales, debería resolverse mediante un «arbitraje comercial en Suiza», presuntamente aparejado en el Canton de Zoug, jurisdicción preferida por Rusia para sus inconfesables maniobras financieras helvéticas. (2) Aniquilado el objeto material del contrato, el Kremlin no será obligado judicialmente a indemnizar a Alemania por interrumpir unilateralmente el contrato. Semanas después del sabotaje, la sociedad rusa que explotaba el gasoducto se declaró en quiebra. (3)
La pista estadounidense
El periodista norteamericano Seymour Hersh, publicó el año pasado que «una fuente con conocimiento de la operación», le atribuía al gobierno de Washington, haber ordenado en junio de 2022 a sus buzos «colocar los explosivos» en el gasoducto «durante unos ejercicios de la OTAN». El dispositivo habría sido detonado por «la Armada noruega tres meses después». No obstante la versión carece de suficiente credibilidad, basada solo en una fuente estadounidense anónima, nota exclusivamente apoyada en el conjetural prestigio del autor. La Casa Blanca desmintió la información. (4)
La trama europea
El analista noruego Oliver Alexander, puso en evidencia, consultando información electrónica abierta sobre el trafico de barcos en la zona «en tiempo real», que alrededor del día de la explosión, a 80 metros de profundidad, se produjo entre el cielo y el Mar Báltico, una especie de «embotellamiento» marítimo y aéreo. Constató la presencia de «un avión radar noruego», sumado a la «fragata dinamarquesa Nym», precedidos por «varios navíos estadounidenses». Coincidentemente detectó varios barcos rusos, uno de ellos dotado de un mini-submarino, «destinado a evacuaciones de equipajes» urgentes, y también de «un brazo articulado para desplazar cargas pesadas». (5)
El desmentido ucraniano
«Ucrania no tiene nada que ver con los ataques al Nord Stream 2», sostuvo Mykailo Podoliak, consejero presidencial ucraniano. Lo hizo para desmentir que el Presidente Volodymyr Zelensky estuviera implicado en el escándalo, «enviando un comando para terminar la dependencia de Alemania con el gaz ruso». Podoliak negó alegaciones derivadas del descubrimiento de pólvora en un velero alquilado por una empresa polaca perteneciente, «aparentemente a dos ucranianos», velero domiciliado en el puerto alemán de Rodstock, merodeando por la zona de la deflagración, con un miembro de su equipaje utilizando un falso pasaporte búlgaro. (6)
La velada confirmación desde Washington
Sin embargo, el diario Washington Post de Estados Unidos viene de confirmar que pulsando fuentes gubernamentales de inteligencia, supo que «funcionarios europeos en varios países sugirieron en voz baja que Ucrania estaba detrás del ataque, pero se resistieron a decirlo públicamente por temor a que culpar a Kiev pudiera fracturar la alianza contra Rusia». Los 2 periodistas autores de la nota, concluyeron que «los posibles atacantes del Nord-Stream 2 no eran agentes deshonestos. Todos los involucrados reportaron al general Valerii Zaluzhnyi, el oficial militar de más alto rango del país, quien fue puesto a cargo para que el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, no supiera de la operación, manteniéndolo al margen». Así le habría dado «al líder ucraniano una forma plausible de negar su participación en un audaz ataque a la infraestructura civil que podría provocar la indignación publica y poner en peligro el apoyo occidental a Ucrania». El contenido del articulo del Washington Post coincidiría con algunas de las recientes filtraciones del «caso Jack Teixeira», joven miembro de la Guardia Nacional Aérea de Massachusetts, quien compartió documentos «de inteligencia militar clasificada» alimentados por la CIA, «con un pequeño circulo de amigos en linea de la plataforma chat Discord». (7)
Desde Ginebra, Juan Gasparini.
(1) Le Temps, Suiza, 9 de marzo de 2023.
2) Pierre Servent, «Le monde de demain», Editions Robert Laffont, Francia, noviembre de 2022. Los fondos de origen ruso bloqueados por Suiza en cumplimiento de medidas coercitivas adoptadas por la Unión Europea y Estados Unidos contra Rusia por su agresión a Ucrania, ascendieron en 2022 a alrededor de 7,5 miles de millones de dólares, afectando a 1239 personas y 116 empresas (https://www.swissinfo.ch/fre/toute-l-actu-en-bref/avoirs-russes–7-5-milliards-de-francs-bloqu%C3%A9s-en-suisse/48100882)
(3) Le Point, Francia, 27 de abril de 2023.
(4) El País, Madrid, 25 de febrero de 2022. Artículos Le Temps y le Point ya citados.
(5) Le Point, Francia, 27 de abril de 2023, anteriormente citado.
(6) Le Point, Francia, y Le Temps, Suiza, antes citados.
(7) Washington Post, Estados Unidos, 6 de junio de 2023.
