La gestión de la política económica nacional parece estar a cargo de un gabinete con un serio trastorno de identidad disociada, conocido más comúnmente por trastorno de personalidad múltiple. Esta condición parece agravarse a medida que carteras y secretarías de Estado pujan por lograr protagonismo en la recuperación económica y se profundiza la separación entre partido FMLN y clases populares.
Tómese como ejemplo el caso del salario mínimo. En una acción histórica, la Ministra de Trabajo recuperó el carácter triparto del Consejo del Salario Mínimo y rompió el perverso contubernio entre cúpulas empresariales y falsos representantes sindicales que mantenía a los salarios estancados y supeditados a las ganancias del Capital. Sin embargo, el titular del Ministerio de Economía ha calificado este hecho como “un duro golpe” para la economía que afectará a las empresas y a la recuperación económica (TCS, 23.12.2016)
Otro ejemplo es el de la austeridad fiscal. El Presidente del Banco Central de Reserva advirtió en septiembre de 2016 que la recomendación del Fondo Monetario Internacional de reducir el gasto público en 3% del PIB, sería recesivo y reduciría en 1% el crecimiento del PIB. Un mes después, la Secretaría Técnica de la Presidencia claudicó ante FMI, y aceptó el recorte del gasto público en remuneraciones, subsidios y compras de bienes y servicios en el orden del 3% del PIB en el período 2017-2019. Sorprendentemente, esta Secretaría continua insistiendo en proyectar un crecimiento del PIB superior al 2.5% en los próximos tres años sin tomar en cuenta las advertencias del BCR.
Por supuesto que en este breve recuento de la gestión económica disociada no puede faltar la contradicción existente entre el llamado de los dirigentes del partido FMLN durante su XXXIII Convención a defender las conquistas del pueblo, porque “lo conquistado no se entrega" con las negociaciones de la mesa de diálogo por la reactivación económica entablada entre el Gobierno, el partido ARENA y las gremiales empresariales. En esta mesa y con el beneplácito del Vicepresidente de la República, se ha acordado aprobar la flexibilidad de la jornada de trabajo para las empresas maquiladoras de tal suerte que puedan laborar las 44 horas reglamentarias en jornadas de 12 horas continuas durante 3 días y medio. Este acuerdo se realizará despojando a trabajadoras del derecho constitucional de recibir el pago de horas extras después de 8 horas de trabajo ordinarias.
Este trastorno de la política económica no solo complica la caracterización y/o evaluación de la gestión económica del Ejecutivo sino que plantea un problema de coherencia de políticas, que se refleja inevitablemente en la baja eficacia de las mismas, ya que los objetivos de unas políticas terminan por ser contrarrestadas por los objetivos de otras.
Como sucede con cualquier trastorno físico o mental, mientras más rápidamente salga el Ejecutivo de la fase de negación, más rápido podrá comenzar el tratamiento apropiado para hacer los cambios necesarios que le ayuden a establecer la coherencia entre principios, objetivos y políticas.