sábado, 13 abril 2024

Frente al desconfinamiento

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Luego de pasar un periodo de 80 días en cuarentena, asistimos a la apertura de la vida económica del país. Ante la imposibilidad de alargar la cuarentena, los salvadoreños iniciamos el desconfinamiento con más dudas que certezas. Con mucho miedo y con un desconocimiento de la real situación de la pandemia.

Ante esta situación, la población hace lo que medianamente puede, con la idea de evitar contagiarse del Coronavirus. Pero visto lo visto, no estamos haciendo las cosas bien. La apertura se ha hecho de forma desordenada, la ciudadanía no está acatando las instrucciones dadas por las autoridades y eso nos puede pasar factura. Es cierto que, como se oye decir cada vez más, “tenemos que aprender a vivir con el virus”, pero eso no nos inhibe a guardar las debidas precauciones para vivir de mejor manera con el bicho.

Actualmente estamos conociendo los casos de contagios producto de las pasadas emergencias causadas por las lluvias. Dentro de dos semanas, sino es que antes, veremos los contagios debidos al desconfinamiento. Gente que no usa mascarillas, aglomeraciones, pick ups llenos de personas, cero distanciamiento social es lo que estamos viviendo en estos días. Y al ver lo que ha sucedido en otras latitudes, no sería de extrañar que aquí aumenten los casos de Covid-19 y debamos volver al encierro.

Se sabe que una sociedad informada es una sociedad mejor. En ese sentido, durante todo este tiempo de cuarentena, carecimos de información que nos permitiera entender mejor a lo que nos estábamos (y estamos) enfrentando. Gobierno, universidades, sociedad civil y medios de comunicación debieron haber informado a la población −a través de campañas radiofónicas, en redes sociales, televisivas y en prensa− de lo que se debe hacer y lo que no, para no contagiarnos del Coronavirus.

En específico, creo que los medios de comunicación debieron ser un instrumento esencial para guiar a la gente. Sabemos que una de las funciones de un medio es orientar e informar a sus audiencias, para que éstas tengan las herramientas que les permitan manejarse mejor en la realidad que les ha tocado vivir. Lastimosamente, vimos que también la crisis afectó a los medios de difusión masiva. Las ignorancias se contrarrestaron con un derroche de propaganda y de manipulación informativa de algunos medios, digitales en especial. Encontramos un desequilibrio mediático, una desproporción noticiosa: Las noticias negativas superaron a las buenas, lo que generó zozobra en la población.

Durante la emergencia de la pandemia, se generó un pánico masivo y en sociedades como la salvadoreña, en donde abunda la ignorancia, se primó la información de los muertos diarios, de las pérdidas y del número de contagiados. Hecho eso, ahora las audiencias deberíamos conocer de los medicamentos que se están desarrollando, las vacunas que se están experimentando, los puntos donde se han identificado mayores riesgos de propagación del Covid-19, conocer la información de difusores científicos de las universidades y las formas de evitar contagiarnos del virus. Si no se hace esto, la transmisión del virus, cual incendio de maleza, crecerá de forma angustiante.

El periodismo panfletario y alarmista, que difunde información sesgada, no ayuda en nada a la población; al contrario, la confunde más, le impide tomar decisiones razonadas y genera más incertidumbre. Los medios tienen un compromiso ineludible con sus audiencias, pues se deben a ellas. En este sentido, hoy más que nunca, cuando iniciamos la desescalada, los medios deben ser canales que den información que oriente a la ciudadanía, que le permita tener herramientas para proceder de mejor manera ante la situación que se vive.

Siendo que el virus es altamente contagioso y el confinamiento no ha dado los resultados esperados, es el momento para la prudencia. Ya no exageremos el miedo, informemos con datos comprobados a la gente y nosotros, como ciudadanos, hagamos nuestra parte. El virus sigue presente y, mientras no haya medicamentos o vacunas, debemos siempre lavarnos constantemente las manos, utilizar las mascarillas en lugares públicos, evitar las aglomeraciones y no olvidar mantener la distancia de entre uno a dos metros entre personas.

Mientras hagamos esto y busquemos soluciones como salvadoreños, sin importar diferencias políticas, sociales o de cualquier otro tipo, en un tiempo podremos superar la crisis sanitaria generada por el Covid-19, tanto en nuestras vidas como en nuestra historia nacional.

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Manuel Vicente Henríquez
Manuel Vicente Henríquez
Columnista de ContraPunto https://twitter.com/Pregonero_SV
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