Monseñor Jesús Delgado, uno de los principales promotores de la beatificación de monseñor Óscar Arnulfo Romero, fue expulsado de la Iglesia Católica al ser encontrado culpable de abuso sexual en contra de una niña de nueve años en la década de los ochenta.
Fue el pasado 18 de diciembre que el arzobispo de San Salvador, monseñor José Luis Escobar Alas, dio a conocer que Delgado junto a otros dos sacerdotes, acusados de violación sexual en contra de niños, fueron encontrados culpables por la Iglesia Católica y todas sus facultades sacerdotales les fueron retiradas.
La expulsión de Delgado cobra mayor notoriedad debido a que fue uno de los mayores impulsores de la beatificación de Romero y se había convertido en el biógrafo del mártir salvadoreño, asesinado en 1980, a inicios de la guerra que afectó a El Salvador durante 12 años.
Por este último aspecto, Delgado también ha sido criticado por su labor a favor de los derechos humanos que también fueron defendidos por Romero y que analistas lo calificaron como contradictorio.
Delgado se ordenó sacerdote el 15 de agosto de 1962 y hasta su suspensión, en 2015, era el vicario general de la Arquidiócesis de San Salvador, vicario episcopal de Educación y Cultura, y director de medios de comunicación de la Iglesia católica en el país.
El delito de Delgado se dio a conocer en 2015 cuando la exprimera Dama, Vanda Pignato, habló sobre un sacerdote a quien “le gustaba mucho hacer misas para niños, pero es un pedófilo" y luego fueron las autoridades del Arzobispado de San Salvador las que dieron el nombre del acusado.
La expulsión es la sanción más grave que impone la Iglesia Católica; sin embargo, organizaciones a favor de los derechos humanos han hecho llamados, desde las redes sociales, para que la justicia salvadoreña actúe en contra de los exsacerdotes que fueron declarados culpables de pedofilia.
Por su parte, Escobar Alas, expuso que los tres sacerdotes que fueron encontrados culpables quedan en “libertad” y aclaró que si la justicia salvadoreña actúa en contra de los religiosos, ellos no intervendrán, pues “la iglesia siempre respetuosa de las leyes penales y civiles”.
