Rafael Fuentes Orduña (Torreón, 1947) días atrás celebró con un concierto íntimo, en Saint Catharines, Ontario, Canadá, 52 años de haberse iniciado en la música. En 1982 decidió irse a vivir a ese país, en un exilio voluntario, como él le llama, con Glenys McQueen, su compañera, y su hijo Emiliano recién nacido.
Iban en busca de otros horizontes y experiencias de vida. A su llegada a Toronto cantó en bares y restaurantes. Todos los días ya entrada la noche caminaba ocho kms., para regresar a su casa. En la calle ya no había nadie. Fueron tiempos difíciles que ahora recuerda con mucho cariño.
En 1964 ingresa a la Compañía de Jesús y con otros jesuitas forma La Fauna, un grupo de rock, que en 1970 y 1971 grabó dos discos. En esos años, la música interpretada por el conjunto se hizo muy popular en la misa dominical en el filosofado y teologado de los jesuitas en Río Hondo 1, donde ahora está el ITAM.
En 1972 musicalizó La Apostasía, de Luisa Josefina Hernández, una de las primeras puestas en escena de Luis de Tavira. Ese mismo año deja la Orden y se va a vivir al Monasterio Benedictino de Montserrat, en Cataluña, para repensar su vida, ahí estuvo un año, y luego año y medio, cerca de Barcelona, en una comuna, era la época de los hippies, que hacían artesanías para mantenerse.
Entre 1975 y 1982, ya de regreso a México, musicaliza obras de Luis de Tavira, es memorable La honesta persona de Sechuán, de Bertold Brecht, Juan Tovar y José Caballero. Con La Sombra del Caudillo, puesta en escena del primero, recorre algunos países de Europa. En 2012, pone música al El Círculo de Tiza, de Bertold Brecht, puesta en escena de Luis de Tavira, en ese entonces director de la Compañía Nacional de Teatro (CNT).
En Canadá, entre 1984 y 2011, musicaliza dieciséis obras de teatro montadas en la Universidad Brock, dirigidas por Glenys McQueen. En los últimos 20 años ha grabado 49 cds con música instrumental, para apoyar actividades educativas, la enseñanza del teatro y la danza y promover la creatividad.
Rafael Fuentes, El Gato, tiene 35 años de vivir en Canadá y de ellos 32 años en Saint Catharines, población de 140,000 habitantes en las cercanías de las Cataratas del Niágara y la frontera con Estados Unidos. Vive con austeridad y gran disciplina de trabajo. A través de las noticias y la comunicación con amigos sigue con atención lo que pasa en México.
Sybille y yo estuvimos en el concierto que dio en la sala de su casa, para una docena de amigos. Él quería que fuera en ese espacio íntimo. En mayo hizo un concierto semejante. Somos amigos desde 1968. En estos casi 50 años, la distancia no ha impedido que la amistad crezca y se haga más profunda. Los días que pasamos juntos platicamos de nuestra historia compartida.
Cuando nos vemos retomamos la conversación como si hubiera sido ayer. Él sigue creando música y canciones, a veces también collages, que se pueden escuchar y también ver en https://www.dramasound.com. Él asume que el exilio voluntario le ha permitido una vida que nunca imaginó. Esa fue su decisión y no se arrepiente. Eso no impide que extrañe a los amigos y a México.