sábado, 13 abril 2024

EXCLUSIVO: Suiza compró a futuro 4,5 millones vacunas anticoronavirus a una firma estadounidense

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La carrera internacional por llegar primero a las vacunas anti-covid-19 y las medidas restrictivas en Ginebra para dejar de ser una de las “ovejas negras” en Europa

El gobierno federal helvético anunció ayer viernes la firma de un contrato con la empresa estadounidense Moderna Therapeutics por la adquisición de 4,5 millones de dosis de una vacuna contra el Covid-19, cuyas pruebas estarían en vías de finalización, sin descartar otros acuerdos en curso de concertación por la necesaria diversificación de fuentes de aprovisionamiento. A tal efecto las autoridades han desbloqueado 300 millones de dólares, aunque se reservan la realización de un test final propio para convalidar definitivamente la compra. 
La empresa helvética Lonza es la encargada de fabricar en Suiza, de aquí a febrero del año próximo, los “ingredientes farmacéuticos activos” de la profilaxis que prepara Moderna en su sede de Portsmouth, en New Hampshire. Con una población de 8,5 millones de habitantes, y a 2 dosis por persona, la Oficina Federal de Salud Pública estimó que podrán inocularse solamente 2,25 millones de ciudadanos y residentes extranjeros en Suiza, dejando la puerta abierta a nuevos contratos para satisfacer globalmente las necesidades de la población. Actualmente habría en preparación a lo largo del mundo unas 26 vacunas contra el Covid-19, según diferentes procesos de creación, y en faces distintas de experimentación. 
Al respecto, la filosofía de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es frenar la ansiedad “nacionalista en materia de vacunas”, recordando que las economías mundiales deben coordinarse de manera conjunta para alcanzar soluciones comunes, por respeto a los 708.200 muertos debido a la pandemia, y a los 18,8 millones de infectados en el planeta, en 196 Estados y territorios contaminados. Suiza admite una cifra más o menos estable de unos 180 nuevos casos diarios, en el marco de 1709 fallecidos desde la irrupción del coronavirus; de momento con 1.390 pacientes tratados en sus domicilios, 4.359 hospitalizaciones, y 16.269 personas en cuarentena de 10 días tras su entrada al país procedentes de unos 160 países a riesgo.    
En cuanto a las vacaciones de verano en Suiza que se desarrollan en los presentes meses de julio y agosto, los refugios en medio de montañas y lagos, por precaución a que la natural promiscuidad entre sus huéspedes facilite la propagación del virus, han sufrido restricciones de sus administradores. Limitan los placeres de quienes practican la contemplación, la marcha, el alpinismo, la natación o el ciclismo, pues se ha llegado incluso a no aceptar  huéspedes a dormir. A su vez, en las cabinas de los teleféricos, las mascaras de protección son obligatorias. La recomendación oficial es no usarlas más de 4 a a 8 horas, y si no son de tela, luego de su corta utilización tirarlas, pero a cubos de basura cerrados, e inmediatamente desinfectarse las manos con soluciones hidróalcoholicas para matar al virus que pudiera perdurar en las mismas.  
Respecto a los campos de vacaciones a cielo abierto para niños y jóvenes, especialmente para los de bajos recursos, obra de conocidas organizaciones caritativas, han mantenido su calendario, en el marco que el gobierno federal les dio cobertura al autorizar las concentraciones que no sobrepasaran las 300 personas. No tuvieron la misma suerte otros campos para hijos de familias pudientes de extranjeros, que debieron anularlos por los temores a no conseguir visas, y viceversa, para jóvenes suizos que aspiraban a concurrir a este tipo de campos en el extranjero. Para la vuelta a las clases el mes que viene, los alumnos de colegios secundarios y universidades en Suiza que iniciaran el nuevo periodo educativo anual, deberán llevar máscaras en los cursos. 
No obstante el cúmulo de prevenciones Suiza ha sido penalizada por Noruega, la cual no forma parte de la Unión Europea, entrando en la lista roja de Estados desaconsejados por el país nórdico de ser visitados por sus nacionales, junto a Francia, República Checa, Monaco, y dos regiones suecas. En ese contexto, Ginebra es el único de los 26 Cantones suizos que figura en una lista similar de Bélgica, de la que fueron rápidamente eliminados otros dos cantones que las integraban pero que protestaron y exhibieron cifras sanitarias convincentes: Vaud (Lausana), y Valais, ambos francófonos, como Ginebra. 
Para frenar la propagación del virus, y convencer a Bélgica que la saque de la ominosa lista,  Ginebra ha impuesto a sus habitantes calzar barbijos en los transportes públicos, tiendas, comercios, oficinas, supermercados, bares, restaurantes y confiterías. Sobre todo ordenó el cierre de discotecas, y “establecimientos asimilables”, pese a la existencia de una aplicación en los teléfonos móviles de los noctámbulos para dar seguimiento a los contagios, que no consiguieron disuadir a sus clientes de respetar el 1,5 metro de distancia en su interior, porque en el incumplimiento de tal disposición se basaría la hipótesis para supuestamente explicar la causa del alza de los brotes en el mes de julio, índices que se mantienen en agosto, razones que llevaron a los lugares nocturnos de esparcimiento en Ginebra, cerrar sus puertas por orden del gobierno cantonal. 
Este Canton, de medio millón de habitantes reunidos en 45 comunas, estudia otras medidas para que Bélgica lo quite de la lista negra, si los contagios no descienden significativamente: multas si las distancia entre personas de 1,5 metros no es respetada, tanto en lugares cerrados o abiertos, imponer planes de protección en eventos públicos pese a la autorización federal de permitir reuniones de hasta 1000 personas, e incluso reducir esa cantidad si fuere necesario. El debate no es simple y se inscribe en una importante decisión que debe tomar el gobierno federal a fin de este mes de agosto, cual es la autorización de grandes actos deportivos (particularmente en estadios de futbol, atletismo y hockey sobre hielo) y culturales (música, teatro, cine), sobre todo en edificios cerrados, que podrían convocar a más de mil personas.

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Juan Gasparini
Juan Gasparini
Corresponsal de ContraPunto en Suiza - ONU-DDHH, escritor y experto en Derechos Humanos. Ex preso político de la dictadura en Argentina
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