lunes, 15 abril 2024
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¿Está comiendo veneno y no lo sabe?

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En una charla dictada por la caja de compensación, la nutricionista compartí­a consejos de alimentación, hábitos alimenticios sanos y por supuesto qué si y qué no se debí­a comer para prevenir problemas de salud. Entre los tips que arrojó, habló del sobrepeso como una causa de enfermedades cardiovasculares tanto en hombres y mujeres. La gente barrigona, es más propensa a sufrir del corazón, colesterol, de la sangre, hí­gado entre otras partes del cuerpo. Resulta que la mayorí­a de asistentes eran barrigones.

Debido a los efectos de la guerra económica contra la República Bolivariana de Venezuela, alguna gente de mi paí­s se jacta de vivir en un paraí­so, por el simple hecho de tener supermercados repletos de toda clase de productos. Aunque no esa gente no gane un sueldo digno que le permita comprar mayor cosa en los supermercados. La comida es un factor de orgullo cuando se compara con la “miseria” de los chamos y chamas. Encuentras verduras, frutas, grano, pollo, pescado, carne de vaca en plazas de mercado, nuevamente supermercados y en los semáforos. Me atrevo a decir, que no faltará el o la paisana que con la barriga al aire la exponga como un factor de riqueza y abundancia.

Sin embargo, desde la charla de la nutricionista junto a la cercaní­a con el campesinado colombiano me surgió la duda de si nos alimentamos bien, teniendo en cuenta que los gorditos y gorditas abundan en pueblos y ciudades, sobre todo después de obtener un trabajo de oficina. Pues bien, consultando encontré algunos alimentos que potencialmente producen cáncer por lo que al final de leer este artí­culo te aconsejo que revises tu nevera y replantees el lugar donde compras la comida por si encuentras alguna comida que enferme.

Los más conocidos son los transgénicos, pues son organismos genéticamente modificados y en el cultivo de estos se usan productos quí­micos nocivos para la salud humana y la naturaleza. Entre ellos se destacan la soja y el maí­z. Ahora, los embutidos, salchichas, mortadelas o carnes procesadas poseen conservantes que los hacen ver ricos y en buen estado, resulta que son ricos en nitrito y nitrato de sodio causantes del cáncer de colon. Aunque son inofensivas, las palomitas compradas para cocinarse en microondas, son una coctel de células cancerí­genas e infertilidad; si buscas con sabor a mantequilla, es peor que porque este sabor lo produce el diacetilo causante de enfermedades pulmonares graves.

Las gaseosas, sodas, refrescos y bebidas de dieta, contienen grandes cantidades de azúcar, colorantes, quí­micos, aditivos que acidifican el cuerpo que es el alimento para las células cancerosas. No hay como el jugo natural, la fruta o el agua para refrescarse. La harina y azúcar refinados, es otra opción para una muerte silenciosa y lenta. Ponle atención a las frutas y vegetales que compras en el supermercado, porque estas en su mayorí­a son bañadas con pesticidas durante el cultivo y terminan en tu cuerpo al comerlas. Después de este dato, deje de comer y regalar fresas.

Ningún comercial de comidas y bebidas previene de estos efectos, las multinacionales de insumos agrí­colas no impulsan campañas de prevención del cáncer ni de otras enfermedades producidas por sus productos. La importación ciega de alimentos de multinacionales en Colombia y en el resto de paí­ses latinoamericanos no cesa, por el contrario aumenta, asfixiando la economí­a campesina local y para colmo de males son venenos que con el pasar de los años nos enferman.

Sin embargo, la Agroecologí­a toma un nuevo aire entre las comunidades campesinas abriendo campo a verduras, frutas y animales limpios de agrotóxicos buscando la salud entre las personas mientras se crean fuentes alternativas de economí­a digna. Aunque eso se no promociona en supermercados de cadena, este tipo de alimentos existen y pueden ser aprovechados si se investiga a donde se pueden comprar. Pero, el camino es largo y culebrero para llegar a una completa economí­a campesina que se sostenga de la Agroecologí­a, porque oyendo a un campesino del departamento de Nariño (lí­mite con Ecuador) en la mayorí­a de familias campesinas consultadas acerca de su fuente de alimentación, esta viene de comprarla en el pueblo y no de su propia finca. Y lo que pasa en Nariño no es ajeno al resto del paí­s.

Hoy en dí­a, el hábito de alimentarse adecuadamente es un acto de total rechazo al estilo de vida impuesta por las multinacionales de la comida. Así­ que, si sigue pensando que tener la barriga grande al punto de no poder ponerse los zapatos fácilmente es un sí­mbolo de poder, vive engañado y peor aún, está poniendo en riesgo su salud. No volví­a a ver a los barrigones de la charla aquella, ojalá la ropa les quede grande.

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Wilmar Harley Castillo
Wilmar Harley Castillo
Comunicador social, especialista en Política Pública para la Igualdad. Columnista y comunicador de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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