El taller impartido por la joven Tania Bello, se desarrolla los sábados de noviembre de 2017 en la sede del Museo, con el apoyo del Programa Nexos, de HIVOS.
Los participantes en los talleres, se han “tomado” el MUPI como casa abierta, se sienten en confianza, estudian bachillerato, en la universidad y escriben en sus ratos libres, y también con más seriedad, como Josué Juárez: “desde niño estoy empeñado en la escritura, espero se nos abran las puertas para el crecimiento profesional, ya que los jóvenes tenemos talento y creatividad”.
Algunos apenas están comenzando la experiencia: “el taller me encaminará” dice Gloria Graniza, estudiante de ingeniería en alimentos. Otros afirman que siempre les ha gustado escribir, pero no sabían cómo hacerlo: “me gusta redactar, espero que el taller me ayude a ordenar mis ideas, que pueda escribir mejor y con más calidad”, afirma Karen, estudiante de Comunicaciones. “Me di cuenta que a mí me gustaba escribir, pero no sabía estructurar” sostiene Adriana Michelle Girón.
Sus edades oscilan entre 14 y 25 años, y estudian diversas técnicas, que les darán habilidades para la escribir: análisis literal, figurado, ético, sensorial, el instante poético y la transmisión del mensaje.
Un joven muy interesado y atento es David Argueta, estudiante de Bachillerato del Centro Escolar Colonia Quiñónez, de Santa Ana, escuela que ganó junto al MUPI el Premio Iberoamericano de Educación en Derechos Humanos El Salvador, quien opina “quiero escribir sobre mi historia personal. La expectativa es que adquiera nuevos conocimientos. Tengo algunos poemas. Más que todo ya estoy trabajando en unas memorias, etc.”¦Quiero ser una luz nueva”.
El Taller Creativo “Escriviviendo” forma parte de un esfuerzo del MUPI enfocado en la consolidación de relevos generacionales en el ámbito de la reflexión histórica, la memoria y los derechos humanos. Generará testimonios a través de la escritura y el audiovisual, utilizando las redes sociales y las nuevas tecnologías como medios para posicionar el tema en diversos sectores sociales.
Los más jóvenes también comentan, “ya había recibido talleres de teatro en otro proyecto del MUPI, que es Escuelas de Paz, y quiero aprender técnicas literarias”, dice Yurey Alvarado. “Desde que participé en el Taller Ana Frank y Nuestras Voces, nos enseñaron que cada quien tiene algo que contar. Desde ahí es que me ha nacido escribir y contar una historia”, dice Michelle Renderos.
Hablan de sus expectativas, algunas de las opiniones coinciden en que el taller ha sido muy dinámico y eficiente, saben que un taller no los convertirá en escritores, que deberán volcar su personalidad en esos escritos, unido a las técnicas y las emociones, y eso se aprende solo escribiendo una y otra vez.
Según Carlos Henríquez Consalvi, director del MUPI, “el propósito fundamental de la actividad es crear habilidades en los jóvenes para que se expresen a través de la literatura, contando sus historias personales, así como plasmen los testimonios extraídos en sus comunidades, con la idea posterior de dar a conocer sus escritos”.
Y así, chicas y chicos alegres que antes no se conocían, salen y entran del salón, intercambian ideas, recorren el museo, hablan de sus memorias, luego, entran al área de trabajo, continúan el taller. Se intercambian libros, leen poesía, analizan las palabras y a los autores. Escriben viviendo.
