La situación mundial cada día es más peligrosa y enredada. En el Medio Oriente hace ya un mes
que arreció el conflicto entre Israel y Palestina. A mí me gusta formarme mi propio criterio, me
dediqué a estudiar dicho conflicto y comparto algunas conclusiones.
Apartando las leyendas bíblicas y los disparates que justifican a los sionistas mesiánicos el robo, la
opresión y el despojo a sus vecinos, abordaremos la situación desde la geopolítica.
El 7 de octubre de este año, el grupo de resistencia palestina hamás lanzó un ataque de cohetes
contra Israel. La respuesta israelí, bajo el mando de Benjamín Netanyahu, ha sido implacable y
desproporcionada, tomando la oportunidad de exterminar a los palestinos. Eso ha hecho que en el
mundo se formaran dos bandos: los que apoyan a los palestinos y los que les dan toda la ayuda
logística a los sionistas. Los segundos, fácilmente los reconocemos como las dinastías familiares de
los fundadores del gran capital financiero moderno, nombres tan conocidos como Rothschild, J. P.
Morgan, Goldman Sachs, Black Rock. Por supuesto, con los que van de la mano los gobiernos de
Estados Unidos y europeos. Además de las sectas fundamentalistas cristianas, como los seguidores
de Bolsonaro y los telepredicadores; y hasta partidos de ultraderecha y neonazis están apoyando
al sionismo.
Por el lado de apoyo palestino, existe una gran gama de pensamientos y etnias, comenzando por
los judíos y palestinos desperdigados por todo el mundo, que se han manifestado en contra de la
política de exterminio de Netanyahu, así como árabes, africanos, cristianos y un largo etcétera.
Hay que aclarar que los sionistas no son judíos de la estirpe de las doce tribus fundacionales. Son
conversos salidos de la etnia de los jázaros, principalmente de Polonia, Alemania y Rusia. O sea
que ni que le diéramos crédito a los delirios mesiánicos de su política, y de la leyenda de la tierra
prometida, no es a ellos que se les prometió. Pero con esa bandera están exterminando a un
pueblo que sí viene del linaje fundacional, ya que tanto los judíos como los palestinos son semitas.
Entonces, aterrizando, ¿cuál es la verdadera causa de la guerra?
Sigamos el rastro del dinero y nos llevará a los grandes yacimientos de gas natural, petróleo y
minerales, que hay en esas tierras. O sea, la misma causa de la destrucción de Irak, Libia,
Afganistán, la invasión a Siria. Además de imponer una ideología arcaica, basada en un dios cruel y
destructor que domina el mundo con el miedo y la superstición. O sea, nos obligará a retroceder
en el pensamiento crítico a la época medieval.
Sin embargo, no la tienen fácil. Según las noticias, en la Palestina se combate con piedras y
cohetes caseros, pero también con armas compradas a Ucrania. Vaya sorpresa. El señor Zelensky
desvió la ayuda militar y, ahora, están en manos de hamás y quién sabe cuántos movimientos
insurgentes más.
Para mientras, sigamos cuidando nuestro pequeño país. Es el único que tenemos.
