lunes, 15 abril 2024
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Entre campañas y marchas

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"Empezó la fiesta de la democracia colombiana y están invitados e invitadas cualquiera que quiera bailar al son de los ritmos tradicionales de la orquesta de corbata": Wilmar Castillo.

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Por Wilmar Harley Castillo.

Empezó la fiesta de la democracia colombiana y están invitados e invitadas cualquiera que quiera bailar al son de los ritmos tradicionales de la orquesta de corbata. A pesar del ruido electoral, aparecen opciones alternativas a los partidos tradicionales (esencialmente burgueses) que vienen de las luchas sociales, con el ánimo de enfrentar a esas maquinarias politiqueras.

Lo primero a resaltar es que los programas de gobierno de estos movimientos políticos alternativos, se construyen con las reivindicaciones y luchas populares históricas en el territorio, traduciendo sus aspiraciones y exigencias en propuestas de gobierno sustentadas en información integral del municipio. Esto ha exigido ampliar la mirada más allá de la vereda o barrio donde se desarrolla el plan de vida colectivo, para incluir la realidad e historia municipal y poder delinear una propuesta colectiva que permita salir a nivel local de la crisis estructural que sufre aún Colombia.

Aquí se parte de un enfoque participativo de la comunidad, diferenciándose del enfoque utilitarista y explotador de la clase rica, que ha hecho de los ejercicios de gobernación su negocio privado. Se propone un nuevo consenso en el tejido social donde esté inmerso desde el inicio de la lucha electoral, pasando por su participación en la construcción del plan de gobierno municipal y se proyecte también su incidencia directa en la ejecución, evaluación y proyección de ese plan de gobierno. Aquí nos hemos enfrentado al muro de la desesperanza colectiva, levantado por años de corrupción, mentiras y destrucción paulatino del territorio, imponiendo las gafas de la desconfianza entre la gente frente a cualquier candidato/a o movimiento o partido político que llegue con ideas de cambio social, sin embargo, se encuentran grietas por donde se logra reactivar la esperanza colectiva.

Esta primera reflexión que les comparto, es de la campaña que iniciamos un sector social en el municipio de Piedras, en el departamento del Tolima. Este municipio saltó a la historia de las luchas populares porque en el 2013 su comunidad hizo la consulta popular contra el proyecto minero-energético que buscaba imponer la multinacional Anglo Gold Ashanti, ganando con arrolladora mayoría y parando así ese destructivo negocio (1). Los hijos e hijas de esta victoria popular entraron a la primera rumba democrática que se hace en el marco del primer gobierno nacional progresista colombiano.

Con un pie en la campaña electoral, se mantiene el otro en las agendas populares como las actividades impulsadas por las Juntas de Acción Comunal (JAC), comités en defensa de acueductos comunitarios (hoy en peligro de privatización por sectores que dominan la actual alcaldía junto a familias ricas del departamento) y por supuesto en la lucha ambiental que se reactivó este año en Piedras, debido a las multinacionales Parex, Telpico y Maurel & Pron Amerique Latine que tienen tres bloques petroleros que abarcan a nueve municipios del centro del Tolima (2).

El actor político que entra en la lucha electoral, nacido de estas luchas populares tiene la autonomía de hacer su campaña con un respaldo honesto de la comunidad que participa en las luchas populares y está de acuerdo con posicionar los cambios sociales en una alcaldía o en un consejo municipal para continuar construyendo el proyecto de municipio acorde a los intereses comunitarios. Esto trae como limitante que la lucha electoral se haga con las uñas y con el aporte voluntario de sus protagonistas, pero ningún proyecto histórico hecho por los pueblos contó con riquezas, porque estos siempre han sido robados y amasados por los ricos.

Hay que tener en cuenta un tema inevitable durante la lucha electoral, el protagonismo de la comunidad, sus procesos organizativos y sus planes de vida son el horizonte de todo. Teniendo esto presente no se abona el corazón para que el desánimo desmovilizador llegue por si no se ganan las elecciones municipales, por el contrario, alienta a continuar con los procesos organizativos y planes de vida después de la fiesta democrática, incluso con algo a favor y es la experiencia acumulada durante esos meses de campaña. Pero si se gana la alcaldía, sería otro frente de lucha popular.

No es la primera vez que este tipo de actores se la juegan en unas elecciones municipales. Está la experiencia de los movimientos políticos A Luchar y la Unión Patriótica en la década de los 80 y 90 del siglo pasado, al igual que más de cien alcaldías con esencia popular que lamentablemente no están sistematizadas, y una que otra alcaldía actual que continua esta memoria institucional de contenido popular (la alcaldía del excombatiente y excantante de las FARC-EP, Julián Conrado es un ejemplo vigente).

Este periodo de elecciones es importante para el plan de gobierno del Pacto Histórico, pues se está trabajando para que a nivel local se establezcan alcaldías, gobernaciones del lado del gobierno nacional que alimenten la hegemonía que necesita para poder seguir gobernando sin que los actos desestabilizadores de la derecha pongan en riesgo las pretensiones del actual gobierno nacional. Sobre esto también tenemos críticas que no pueden pasar desapercibidos, pero serán tema de otro artículo.

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Wilmar Harley Castillo
Wilmar Harley Castillo
Comunicador social, especialista en Política Pública para la Igualdad. Columnista y comunicador de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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