Una crisis política es un proceso donde se altera o rompe el normal funcionamiento del sistema político y de las relaciones entre los actores políticos y sociales que lo componen, produciendo, durante un determinado periodo, momentos de incertidumbre e inestabilidad institucional. En este momento histórico, la crisis política que interesa analizar en el país es el enfrentamiento social y político entre un sector importante de la población en contra de diputados, jueces, funcionarios gubernamentales y dirigentes de los partidos políticos, que han conducido o gobernado el país durante los últimos quince años.
Este enfrentamiento social y político se está expresando en la actualidad de dos maneras: una disminución en las intenciones de participación electoral y de confianza en las elecciones, por ejemplo en Enero de 2018 el 51.4% de los encuestados expresó tener poco o ningún interés en ir a votar, el más bajo que se ha reportado en los sondeos preelectorales de comicios legislativos y municipales desde 2009, el 74.8% expresó tener poca o ninguna confianza en las elecciones, el más bajo que se hayan registrado desde el año 2000; la segunda manera es la organización de nuevos movimientos políticos, supuestamente diferentes de los partidos tradicionales, tales como: Vamos, Nuevas Ideas y Nuestro Tiempo.
Las primeras manifestaciones de esta crisis política se comenzaron a sentir durante las administraciones de Alfredo Cristiani y Armando Calderón Sol, como una respuesta a la aplicación de la política económica neoliberal o “ajuste estructural”. Al interior de los dos principales partidos ARENA y FMLN, este enfrentamiento social fue analizado y la diferencia de interpretación es uno de los factores que incidieron en el aparecimiento de fracciones dentro de ambos partidos políticos, en este período histórico; siendo las fracciones que mejor entendieron la realidad, las que lograran un gran éxito político. En el partido ARENA, la fracción de Antonio Saca pretendía un acercamiento a la mayoría de la población y una disminución del papel de los grandes empresarios en la conducción de ese partido; una vez que conquistaron la dirección del partido, mejoraron el planteamiento en relación a las necesidades más sentidas por la población y Antonio Saca llegó a la Presidencia de la República en el año 2004, promoviendo su programa de gobierno denominado “País Seguro”. En el caso del FMLN, la fracción de Schafik Hándal, comprendió que el descontento de la población sólo podía solucionarse mediante un proceso histórico de sustitución del modelo de desarrollo capitalista neoliberal, por tanto el partido debía mantener su finalidad y objetivos impulsando la revolución democrática; hicieron una fuerte lucha interna que duró varios años y finalmente lograron nombrar a Medardo González como coordinador general del partido en el año 2004 (precisamente cuando Antonio Saca llegaba a la Presidencia), radicalizando el discurso de ese partido, mientras que Antonio Saca trataba de aplicar su programa de derecha tomando en cuenta a la mayoría de la población, pero no logró convencer a un porcentaje importante de los disconformes con el sistema político existente; en estas condiciones surgió la candidatura de Mauricio Funes, el periodista más crítico de los presidentes postulados por el partido ARENA, organizando su movimiento “Amigos de Mauricio” logró atraer a muchos de esos inconformes; pero en la medida que no logró resolver los principales problemas de la población (seguridad, empleo y servicios públicos de salud), así como desplazar a la oligarquía transnacional del poder económico, la inconformidad continuó aumentando haciendo que Salvador Sánchez Cerén sólo obtuviera la Presidencia de la República por una pequeña diferencia y que el FMLN perdiera poder en la Asamblea Legislativa.
Las características de esta crisis política han venido siendo analizadas por diversas instituciones e investigadores independientes, identificando las siguientes: baja participación electoral; poca confianza en las instituciones públicas; incertidumbre por el comportamiento político; descrédito de los políticos y de la política; descontento y agotamiento de la población con la clase política; hartazgo y rechazo de la ciudadanía con todos los partidos políticos; inestabilidad, inseguridad y falta de oportunidades; apatía, clientelismo, sumisión, populismo y una cultura del favor; desaprobación del quehacer acostumbrado de los partidos, políticos y gobernantes; deterioro de la representatividad de los partidos políticos; enfrentamiento al interior de los partidos políticos; así como resistencia social.