Por Fredis Pereira.
Las elecciones libres y transparentes son parte de una democracia robusta. La participación ciudadana informada fortalece la democracia. Las elecciones turbias limitan la participación, reducen las alternativas a los electores, generan desinformación, e ignoran las demandas de los electores. Las elecciones turbias en la Universidad de El Salvador (UES) son la negación de la democracia, que obstruyen el desarrollo institucional.
Las elecciones turbias en la UES carecen de legitimidad democrática. El sistema eleccionario interno está diseñado para que cada dos años se desarrollen procesos eleccionarios. Así manda la Ley Orgánica de la UES, a elegir a los funcionarios que integren los órganos del gobierno universitario. Sin embargo, la mayoría de la comunidad universitaria no participa, por un lado, porque han entendido lo poco beneficioso que son esos procesos turbios, y, por otro lado, porque son excluidos de manera ilegítima por medio de subterfugios reglamentarios que emite la Asamblea General Universitaria (AGU).
Los órganos que administran las elecciones en la UES actúan contra la ley. La AGU, que es el órgano supremo responsable de las elecciones y de aprobar reglamentos, promueve la descomposición del sistema electoral interno, al ignorar las irregularidades denunciadas por los miembros de la comunidad universitaria, y por emitir reglamentación que dificultan la participación electoral. En reiteradas ocasiones, las denuncias han quedado registradas en los medios de comunicación, sin que por eso mejoren las elecciones administradas por la AGU.
Las denuncias por el proceder irregular de la AGU han llegado hasta la Corte Suprema de Justicia. Veamos, por ejemplo, el proceso contencioso administrativo ref. 172-2012, ventilado en la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, donde un miembro de la comunidad universitaria ganó la demanda, que presentó contra el proceder al margen de las leyes por parte de la AGU, durante las elecciones de decanos y vicedecanos del periodo 2011-2015. Dicho sea de paso, que el actual presidente de la AGU, el señor Carlos Armando Villalta Rodríguez, también era el presidente para ese entonces, y que el apoderado de la AGU, en ese proceso contencioso administrativo fue el licenciado Francisco Cruz Letona, que tiene como credencial haber sido sancionado por el Tribunal de Ética Gubernamental.
Los miembros de la comunidad universitaria evitan participar o son excluidos en esas elecciones turbias. La participación requiere tiempo y otros recursos, que muchos con buen sentido, prefieren dedicarse a asuntos más provechosos que a una elección turbia. Otros que han mostrado interés en participar han sido excluidos por los responsables de administrar el proceso. Durante las elecciones realizadas en el periodo de la pandemia del COVID-19, la mayoría no participó por razones sanitarias, y la exclusión se ocultó bajo el velo de emergencia sanitaria, pero la exclusión no era nada nuevo y la AGU hizo como ha hecho en otras ocasiones al margen de la ley.
Después de la pandemia las irregularidades continúan. En las elecciones que se desarrollan este año 2023, las denuncias de los miembros de la comunidad universitaria por irregularidades han comenzado a surgir. La AGU contrario a la buena administración y a los principios de la ética pública, actúa retardando el procedimiento para responder a las denuncias, incurriendo en la prohibición establecida en el artículo 6 literal i de la Ley de Ética Gubernamental. Esto explica en parte la limitada participación de la comunidad universitaria, que en algunos casos no supera el 10% de los electores. La limitada participación es más notoria entre los estudiantes y los profesionales no docentes.
También la tradición de exclusión continúa. Así, casualmente solo aparecen candidaturas únicas para la mayoría de los cargos a elección, mientras las demandas ante la jurisdicción contencioso administrativo están surgiendo con rapidez, alegando irregularidades en la inscripción de candidatos. Así parece que el presidente de la AGU tendrá que comparecer ante la justicia otra vez por las irregularidades en las elecciones turbias de la UES.
Las elecciones turbias en la UES producen un gobierno universitario disfuncional, que es el motor del círculo vicioso del atraso, que incumple las leyes de El Salvador, desperdicia los recursos del pueblo, amaña los procesos de contratación de empleados, abusa del poder y violenta los derechos de la comunidad universitaria. ¿Cuándo se cumplirá la ley en la UES?