Juanito nace pesando 7 libras y mide 18 pulgadas, recién comienza el viaje de la vida, el cual, –desde la cuna a la tumba– parece un viaje largo. Ya luego, Juanito comienza a hacer sus pininitos, se tambalea al principio, pero apenas está comenzando.
Con solo un año de edad, Juanito ya tiene sus propias ideas, a veces cuando la mamá le pone el desayuno, se vuelca el plato de cereal con leche sobre la cabeza. Pero le quedan todavía 69 años.
Ya a los 15, Juanito está en la gran carretera de la vida, todo el mundo va en la misma dirección, y a los 20, Juanito se siente que se las sabe de todas, todas. Pregúntele, le quedan 50 años.
A los 40, Juan está casado y con tres hijos, le parece que su vida se ha convertido en una carrera de ratas en la gran carretera de la vida. A los 50, Juan ya no tiene todas las respuestas, a veces se pregunta ¿Que para donde irá en la vida? Solo le quedan 20 años.
Su esposa, en alguna parte, oyó que predicaban el mensaje de salvación como parte del evangelio de Jesucristo, reconoció que el camino que estaban siguiendo los llevaba a condenación, se le quedó gravada en la mente una cita que escuchó en la que Jesús dijo "Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella", el predicador recalcaba "solo hay un camino al cielo, es un camino estrecho, y Jesús es ese camino".
Ella escuchó que el predicador dijo "en su gran amor por usted, Jesús dejó el cielo y se hizo hombre para derramar su preciosa sangre en pago por sus pecados", y que, "de tal manera amó Dios a sus criaturas humanas que ha dado a su hijo Jesús, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna en el cielo.
Ella y sus tres hijos, aceptaron ese regalo de amor dado por Dios, mientras Juan, todavía preguntaba ¿Qué tan cierto era que el camino que él llevaba en la vida era para condenación?, y que ese camino angosto hacia el cielo, él lo veía demasiado estrecho, que lo iba a pensar, le parecía que su esposa había tomado una decisión precipitada. En cambio su esposa estaba segura, que ella y sus hijos, habían decidido lo correcto.
A Juan, algo en su interior le decía que quizá si necesitaba a Jesucristo en su corazón, pero la vida que llevaba le decía que todavía no, lo aliviaba el hecho de que creía que le quedaban todavía al menos 8 años, seguiría pensándolo.
Tres meses después de ese examen de conciencia, a Juan le da un ataque al corazón y por una fracción de segundo se preguntó qué, ¿Qué estaba pasando?, una voz, muy extraña, grave y profunda en su conciencia le contestó, "te acabas de morir, Juan", Juan en su tribulación le dice a la voz, "pero tú me dijiste que llegaría a los 70", a lo que la voz le contesta, te mentí, te engañé, ahora te vas para el infierno para siempre.
El mundo entero está en la gran carretera de la vida, con todas sus ilusiones, alegrías, tristezas y decepciones. El Rey Salomón uno de los hombres más sabios de la antigí¼edad, definió a la vida como "vanidad de vanidades, y aflicción de espíritu".
Mirando hacia el drama humano de los últimos 50 años en El Salvador, donde hubo una pre-guerra, una guerra y una post-guerra, si usted le encuentra algún sentido a las palabras de Salomón, de que la vida es vanidad de vanidades y aflicción de espíritu, piense que todavía está a tiempo para tomar el camino estrecho pero correcto.
No se equivoque como Juan, busque a Dios mientras puede ser hallado. No existe en el mundo, religión, filosofía o ideología que lo pueda llevar a Dios aparte de Jesús, quien murió en la cruz para pagar por los pecados de todo aquel que se arrepienta y lo acepte como su Señor y Dios, por eso dijo que, él es, "el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre si no es a través de mi".