jueves, 10 octubre 2024
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El Salvador: solo hay una China

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No se trata de enemistarse con Estados Unidos. Se trata de ser amigo de China y de EE.UU. ese es el lado correcto de la historia.

Las intenciones de China no son militarizar Centroamérica ya que tropas chinas, a excepción de Yibuti por la piraterí­a, no hay en ninguna parte del mundo. China Popular desea establecer relaciones diplomáticas con El Salvador en base a la igualdad, beneficio mutuo y desarrollo conjunto. Quienes digan lo contrario desean ante la falta de argumentos serios asustar con el petate del muerto.

Los modelos de desarrollo económico no pueden ser perpetuos. Las diferentes temporadas de ofertas y descuentos en el comercio es un indicativo que nunca en ningún otro sector como el comercio la dinámica del cambio es parte inherente a su existencia.

Esto obliga a que nuestros paí­ses tan violentos y llenos de inequidad deban re plantearse y explorar constantemente las potencialidades de cooperación existentes (Taiwán) y posibles (China). Y esto forzosamente pasa por innovar en la modalidad de cooperación.

China Popular es la primera potencia comercial del mundo. El Salvador no puede seguir de espaldas a esa realidad por motivos ideológicos o románticos que vista la historia solo han beneficiado a polí­ticos corruptos y muy poco al desarrollo nacional.

La construcción y convergencia de intereses que confirmen con el tiempo una asociación beneficiosa para ambos paí­ses en lo económico y comercial quedará establecida en cómo este gobierno y el entrante negocien los acuerdos de cooperación financiera que pueda ofrecer China a El Salvador.

Por eso no puede ser desde ningún ángulo que se analice un error o una mala decisión de polí­tica exterior romper con Taiwán y darle cumplimiento a la resolución 2758 de la ONU. Al contrario hay que hacer que esta tardí­a y sospechosa decisión del gobierno del FMLN sirva para que nuestro reconocimiento de una sola China permita una amistad duradera y estable.

El Salvador puede ahora aspirar a formar parte de la ruta marí­tima de la Seda, aquella que existió en la época colonial y que comenzaba en Sevilla y llegaba a Filipinas en El Nao de China para seguir a Acapulco y continuar en los puertos salvadoreños y terminar en Perú.

China no exporta comunismo. Contrario al aislacionismo xenófobo de Donald Trump trae negocios y comercio. Debemos prepararnos para un nuevo actor económico en un paí­s que está gobernado no por las reglas de la libre empresa sino por una elite make-money que dice estar en contra de la tramitologí­a pero que en la práctica la impulsa para evitar la competencia. China es precisamente eso, la oportunidad de quebrar ese estilo feudal de hacer negocios en El Salvador.

Corolario:

No hay acto mal agradecido en polí­tica exterior existen simplemente intereses nacionales. Desde luego es una derrota diplomática para Jean Manes y para Taiwán, pero la mejor forma de explicarse porque luego de tanto tiempo hay que romper con Taiwán para establecer relaciones plenas con China Popular se explica en la siguiente anécdota de un monje zen.

El monje budista llevaba años enseñando a sus discí­pulos la diferencia entre lo real y falso la verdad y mentira. Llegado el momento de examinar lo aprendido se colocó frente a sus alumnos con una vara de dura madera y les dijo:

Si dicen que la vara no existe, les pego en la cabeza.

Si dicen que la vara existe, les pego en la cabeza.

Si se quedan callados, les pego en la cabeza.

¿Cuál es la solución?

Quitarle la vara al maestro.

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Marvin Aguilar
Marvin Aguilar
Analista político, historiador, colaborador y columnista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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