lunes, 15 abril 2024

El Salvador sin ganarle la batalla a la pobreza (I)

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Una acumulación de medidas económicas ha desembocado en amplias brechas de desigualdad y un débil desarrollo económico perpetuando la condición de pobreza para buena parte de la población

Para nadie es un secreto que la pobreza en El Salvador sigue siendo un problema estructural que tiene sus raí­ces en múltiples causales y  actualmente son constante los debates sobre si se ha o no se ha reducido su nivel de incidencia.  La más reciente Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) alerta sobre el incremento de hogares en esta condición y aunque el estudio sólo se enfoca en una valoración de carácter “monetario”, vislumbra la urgencia  de adoptar polí­ticas que reduzcan las brechas de desigualdad.

La Encuesta  realizada por la Dirección General de Estadí­stica y Censos (DIGESTYC) y publicada recientemente, indicó que el año pasado 244,064 personas cayeron en condición de pobreza, sumando un total de 2,623,956 salvadoreños en este estado.

Al observar los datos oficiales, el 2015 es el segundo año consecutivo de aumento en los niveles de pobreza y su cifra es además, la más alta desde de 2011. En concreto, en el 2015 el 34.9% de los hogares salvadoreños viven en condición de  pobreza, 3% más en comparación con el año 2014, cuando la cifra fue de  31.9 %.

¿Qué implica estar en condición de pobreza?

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),  la pobreza es la condición socioeconómica de la población que no puede acceder o carece de los recursos para satisfacer las necesidades fí­sicas y psí­quicas básicas que permiten un adecuado nivel y calidad de vida tales como la alimentación, la vivienda, la educación, la asistencia sanitaria o el acceso al agua potable.

Además se considera que una persona está en condición de pobreza cuando se carece de  medios para poder acceder a tales recursos, como el desempleo o la falta de ingresos.  Se suman  también los efectos de procesos de exclusión social o marginación.

En el caso de El Salvador, la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples mide el estado del paí­s en varios indicadores económicos y sociales, entre los que destaca la “pobreza monetaria” y que se calcula con base en ingresos y gastos. Para un salvadoreño que vive en la ciudad y en un hogar de entre tres a cuatro miembros, el ingreso necesario para ser “no pobre” es  de US$383 al mes. Si el ingreso es menor a esa cantidad, pero superior a US$191, entonces está en pobreza relativa; si gana menos de US$191, entonces está en pobreza extrema.

En el área rural los estándares varí­an.  Pese a que las familias son más numerosas,  necesitan de US$264 para ser considerado “no pobre”; quienes tienen ingresos de entre US$132 y US$264 están en pobreza relativa y quienes ganan menos de US$132 están en pobreza

En la próxima parte de este artí­culo, especialistas explican el por qué persisten los í­ndices de pobreza y qué medidas podrí­an adoptarse para apalear esta condición que afecta a buena parte de la población salvadoreña.

*El trabajo se realizó en colaboración con la economista Elcira Beltrán

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