miércoles, 9 octubre 2024

El regalo de Muyshondt a Calleja

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Según sondeos Ernesto Muyshondt estarí­a a punto de superar la popularidad de Carlos Calleja. Eso explicarí­a su (equivocada) repentina salida a escena que busca darle un refresco a la estancada del candidato arenero.

La puesta en escena fue con un supuesto acto de enriquecimiento ilí­cito a causa del proyecto del mercado Cuscatlán aderezado con la presentación y cobertura de medios del aviso a cargo de un abogado de credenciales dudosas ante la FGR. Luego desmereciendo adhesiones de miembros de la coalición ARENA-PCN-PDC-DS a la formula Bukele-Ulloa donde se reforzaba el indignante delito de «compra de voluntades».

II

Hagamos un poco de historia: los malos negocios que ARENA hizo deteriorando las arcas públicas, comenzaron en la presidencia de Alfredo Cristiani, esta alcahueterí­a con funcionarios corruptos ocasionarí­an pérdidas millonarias al erario:

$17 millones en medicinas (antibióticos, sueros, analgésicos, antiácidos, relajantes musculares entre otros) enterradas desde 1992 y encontradas hasta 2009-2010 en una operación denunciada por empleados de MINSAL quienes las enterraban para justificar escasez de medicamentos. En 1994, se conoció la malversación de $15 millones de dólares, en INAZUCAR, MAG y CORSAIN. En estos dos casos nunca se investigó, procesó y menos se juzgó a alguien.

En 1995, siendo presidente Armando Calderón Sol se ordenó capturar a Romeo Majano Araujo y cuatro directivos del ISSS por delitos de fraude en seguros de vida; compra de medicinas a empresas fantasmas y apropiarse de dinero. Majano huyó del paí­s, culpando los directivos de todo al huido sin que nadie fuera juzgado por esos delitos que sumaban $2,4 millones.

El caso Infocentros comenzó en la presidencia de Francisco Flores y continúo con Tony Saca. Dejó una perdida al Estado de $10 millones. Aún nadie ha sido juzgado por esto.

Entre 1999-2002 en el ISSS se dieron órdenes falsificadas de subsidios a empleados; se inutilizó material médico-quirúrgico; se usaron productos vencidos sin ninguna responsabilidad para las empresas suministrantes. Todo con un costo para el Estado de $11,8 millones.

Igualmente en 2004 el caso de malversación de $28,4 millones para construir un hospital de maternidad parte de un préstamo del BID por el que nadie fue juzgado. Esta pérdida del dinero provocó que nuevamente el GOES se endeudara con el BCIE con $41 millones para poder construir y equipar el actual hospital de la mujer.

¿Hizo la cuenta? $84,6 millones solo en los casos señalados en este artí­culo. Hay más.

 

III  

Caso del mercado Cuscatlán: deuda no es robo. ¿Alguno de los mercados en el paí­s es rentable? ¿La obra municipal debe hacerse con mentalidad de rentabilidad sobre el interés público-social? ¿Por qué no han diseñado los partidos que han gobernado la capital una polí­tica del ambulantaje y mercados en 40 años? Estas preguntas vitales son las que hay que contestar cuando de acusar de obra fallida o corrupta al mercado Cuscatlán se trate. No incluirlas en el análisis busca desprestigiar la candidatura presidencial de Bukele.

El mercado está distribuido en un área de 7,400 varas cuadradas. Construidos 8,000 metros cuadrados. Un espacio de ese tamaño nunca fue un solo inmueble sino tres, con tres escrituras distintas que conforman ahora la propiedad total. Si el denunciante solo revisó uno de los tres tí­tulos de allí­ puede nacer su confusión (mala intención) en cuanto a sostener que esa propiedad tiene un valor declarado en su escritura de $800,000.

Todo el espacio en cuestión tiene un costo en el mercado inmobiliario actualmente de $11, 458,470. La administración pasada mediante la modalidad de arrendamiento financiero realizó un préstamo bancario con el interés habitual del 7,54% para un plazo de 25 años generando una cuota mensual de $85,000 mensuales sin IVA. Quedando finalmente una cuota de $96,159.

¿Desde cuándo adquirir una propiedad es un mal negocio? Teniendo en cuenta que la Alcaldí­a de San Salvador no tiene sede debido al incendio de 1919 que consumió el edificio ubicado a un costado de la Plaza Libertad (hoy mercado de relojeros) ¿por qué no  se reordena estos dos lugares reconstruyendo el Ayuntamiento incendiado y ubicando los relojeros, vendedores de libros, artes y oficios en el Cuscatlán? 

Finalmente si el alcalde Muyshondt no desea hacer función social reactivando el mercado Cuscatlán porque es mejor presentarlo como un fracaso de Bukele pensando que eso restará votos a su credibilidad de buen administrador de la cosa pública para 2019 ¿por qué entonces no traslada para allí­ las oficinas municipales que están en la avenida Juan Pablo II, quitándole la tortura a contribuyentes que deben llegar a una zona crí­tica de la ciudad a realizar diversos trámites? Y continúa con el rescate y ampliación del centro histórico capitalino conectándolo por medio de la calle Arce con el Cuscatlán (Mercado y Parque).

Es falso que gobernar lo público es igual a administrar lo privado, ni una es mejor que la otra, sencillamente son distintas. En la función social no se busca el lucro sino el servicio a los ciudadanos. Ningún mercado municipal es rentable y no por eso vamos a cerrarlos para privilegiar los supermercados privados.

¿Qué hay que potenciarlos para lograr el punto de equilibrio? Desde luego que hay que caminar hacia ese objetivo, pero eso no se logra en 2 años. Ni Metrocentro logra beneficios económicos sino hasta pasado 10-15 años ¿Por qué exigirle en poco tiempo eso al mercado Cuscatlán?      

Corolario:

De todos los casos de corrupción señalados a ARENA al comienzo del texto solo 3 han sido condenados:

Guillermo Maza (libre) por la reconstrucción y equipamiento de hospitales públicos anunciado en 2001 y que se tardó 10 años en terminarse porque durante el proceso avaló pagos de obras no concluidas. Costó a los salvadoreños $3 millones. ANDA donde Carlos Perla (por salir) y otros funcionarios desfalcaron $100 millones por medio de licitaciones y contratos. Y finalmente Tony Saca (que al igual que Roberto Mathies Hill podrá por beneficios penales y buena conducta en 3-4 años cumplir pena).

Quizá ese sea al problema que ARENA aún no nota y por el cual perderá por tercera vez consecutiva las elecciones presidenciales, que, cuando escupimos hacia arriba es casi seguro que termine cayéndonos en el rostro.  

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Marvin Aguilar
Marvin Aguilar
Analista político, historiador, colaborador y columnista de ContraPunto
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