Había estudiado su maestría en Chile, era militante del Partido Comunista en ese país y se había casado con una chilena demócrata cristiana. A su regreso a El Salvador había sido nombrado como profesor universitario y como administrador de las residencias estudiantiles, sistema de becas, comedor universitario y servicios de salud, se había reintegrado al Partido Comunista de El Salvador y era uno de los asesores económicos de Schafick Handal, quien fungía como secretario general de dicho partido.
Sólo un mes atrás era el candidato único para rector de la universidad de parte de los estudiantes, profesores y sector de profesionales. La Universidad de El Salvador fue tomada por los militares, El profe fue alertado por un primo hermano que era diputado del partido de gobierno, trató de que las personas que se encontraban a esa hora en la universidad salieran de ella y luego huyó con su esposa y sus hijos a Chile, donde Había sido contratado por la Universidad del Norte en Arica.
Los militares le dieron un golpe de estado a Salvador allende, presidente de Chile, lo asesinaron junto a otros militantes del Partido Socialista; el Profe trató de resistir por la vía armada, pero las armas ya no estaban en la casa de seguridad; fue a entregar la Universidad del Norte a los militares. Regresó a su casa cuando estaba anocheciendo, su esposa ya había preparado todo para salir hacia Perú el día siguiente.
A las nueve de la noche llegaron los militares en una tanqueta y un camión, capturaron al Profe y dejaron a su esposa y sus dos hijos confinado en la casa bajo vigilancia de cuatro soldados. Fue llevado al cuartel del ejército, allí fue entregado a otro militar de la sección de inteligencia, quien ordenó que fuera interrogado; sólo le hicieron dos preguntas: su nombre y el número de su carnet de identificación; como el Profe no pudo acordarse de dicho número, fue golpeado con la culata de los fusiles un poco arriba de las nalgas y con el puño en el estómago y en el pecho, hasta que perdió el conocimiento.
Despertó en una celda estrecha, completamente oscura, en donde apenas podía estar parado o acurrucado; allí permaneció aproximadamente dos días, hasta que llegó alguien a dar una patada en la puerta de la celda, pasaron algunos segundos y se volvió a sentir otra patada, luego se escuchó una fuerte voz que decía “sacá tu plato”, el Profe apenas se podía mover y buscó en el suelo un plato, pero no lo encontró y entonces dijo con una voz de moribundo “aquí no hay plato”; desde afuera le dijeron que si no sacaba el plato por una ranura que tenía la puerta en la parte de abajo no se le entregaría comida; se escuchó una nueva patada y entonces el Profe se quitó con mucha dificultad uno de los zapatos y buscó como sacarlo por la ranura de la puerta diciendo que le pusieran la comida en el zapato.