Por Mario Mejía
La Asamblea Legislativa y el gobierno de Nayib Bukele han establecido que, cada dieciséis de enero se conmemore el ‘’Día Nacional de la Víctimas del Conflicto Armado’’. La oposición indignada ante esto, acusa al gobierno de Nayib Bukele y a la bancada legislativa de Nuevas Ideas, de querer borrar la memoria histórica sobre el conflicto armado y los acuerdos de paz.
Tener una visión objetiva de los hechos del pasado es una de las tareas más complejas. Si bien es cierto los historiadores tienen pretensiones de objetividad, los límites naturales del razonamiento humano, los sesgos cognitivos y los límites de sus métodos de investigación, hacen que sus estudios sobre la historia sean muy debatibles.
Los hechos del pasado no pueden cambiarse, pero sí pueden cambiarse las ideas que tenemos sobre ellos. Si bien es cierto el presente es producto del pasado, eso no implica que necesariamente tenemos que alabar los hechos pasados que nos llevaron a este presente, porque la historia no sigue un camino necesario hacia el futuro. Los hechos del pasado que ocurrieron no necesariamente tenían que ocurrir, porque siempre hubo otras opciones, aunque las personas de esa época no pudieran notarlas.
La oposición cree que la pasada guerra civil fue una guerra justa y necesaria, que fue parte de un proceso racional del desarrollo de la historia salvadoreña, una guerra que nos llevó a unos acuerdos de paz que democratizaron nuestro país, por lo tanto, creen justo celebrar los acuerdos de paz y glorificar la guerra . Esta actitud es hasta cierto punto comprensible, porque muchas de estas personas sacrificaron mucho en la guerra en nombre de un ideal en el que creyeron sinceramente.
Pero justificar la pasada guerra es asumir que, el dolor que causó fue un mal necesario o justificado para que el país avanzara. Este posicionamiento minimiza a las víctimas de dicha guerra.
La pasada guerra no fue producto de unas míticas leyes de desarrollo histórico o de algún misterioso destino histórico, la guerra fue simplemente un hecho que ocurrió porque casualmente se unieron un serie de motivaciones, no era algo que necesariamente tenía que ocurrir, siempre hubo otras opciones u otras posibilidades pacificas o menos belicosas.
El establecimiento de la conmemoración del “Día Nacional de las Víctimas del conflicto armado’’, nos dice que, la verdadera reivindicación de las víctimas es reconocer que la pasada guerra fue un doloroso error histórico, y que por lo tanto, no debemos alabarla. Esto no es borrar la memoria histórica, sino la búsqueda de una verdadera reivindicación a las víctimas.
Se necesitan nuevas investigaciones, con enfoques mucho más complejos, mucho más objetivos y mucho más correctos, para que revisen la pasada guerra y los acuerdos de paz.
La narrativa que glorifica la pasada guerra y los acuerdos de paz, se basa en ese enfoque histórico ya refutado que cree que la historia sigue un desarrollo regido por leyes.
Por eso, aunque todavía hay mucho que debatir y revisar en la historia reciente de nuestro país, podemos decir desde ya, que reconocer que la pasada guerra fue un error histórico, es la verdadera reivindicación de las víctimas.