Por Ernesto Panamá
El imperio norteamericano se imponía en el mundo por su poderío militar, comercial y económico, pero pierde la capacidad militar y la comercial debido a las aventuras militares y la decisión de sus corporaciones, de invertir en China por su “mano de obra barata y estabilidad laboral”, convirtiendo a su rival en potencia comercial.
Los gobiernos de Estados Unidos se han dedicado a enriquecer a su elite y empobrecer a su nación, y como resultado la deuda crece y su infraestructura se vuelve obsoleta. Únicamente le resta su poder económico y este lo ejerce a través del dólar con él que somete a gobiernos y naciones a seguir sus dictados.
Si, el dólar se vuelve arma del imperio pues impide y restringe su uso a aquellos que no acatan sus disposiciones o ejecutan acciones que dañan sus intereses. Esto es posible pues el dólar es la moneda de intercambio comercial mundial, es decir, si ejecutas actividades comerciales o prestas servicios, esperas a cambio recibir como pago dólares.
Esto convierte al dólar en instrumento de represión y opera de la siguiente manera: Europa para calentar sus hogares necesita de gas que no produce en cantidades suficientes, por lo que debe importarlo, hacerlo vía marítima desde los EE. UU. es caro y la Federación Rusa puede suministrarlo a más bajo costo a través de gasoductos terrestres o submarinos, favoreciendo la economía de decenas de millones de familias europeas.
Por inhumano que parezca, la Casablanca se ha opuesto a que los europeos reciban gas barato ruso para calentar sus hogares y se empeñó en boicotear la construcción del gasoducto submarino North Stream II utilizando para ello como arma el dólar. ¿Cómo lo hacen?
Empresas Rusas y Europeas deben involucrarse, en la extracción de materias primas, el proceso de fabricación de los elementos de transporte del gas, empresas navieras, de ingeniería, de software, etc., participan y hacen uso del sistema bancario para la compra y venta de insumos.
El dólar y la banca se convierten en el medio de extorción del imperio pues cancelan, congelan transacciones o evitan que negociaciones que van en contra sus intereses se concreten, el imperio “ordena” a gobiernos que impidan a sus empresas participar de lo contrario gobierno y nación sufrirán sanciones, incluso tiene capacidad el imperio para afectar transacciones no relacionadas. Ej. Si una empresa sueca rentara sus barcos al proyecto del gasoducto, los agricultores suecos pueden ser castigados y sus productos dejar de ser importados.
Cuba, Venezuela, Nicaragua, El Salvador, Irán, Rusia, China y muchos otros países y naciones, son víctimas del chantaje del dólar que solo pretende satisfacer los intereses de su corrupta dirigencia.
Rusia y China ya no son superadas en poderío militar.
China ya no es amedrentada por el poder comercial de los EE. UU.
Rusia y China comercian con sus monedas
México se blindo, de las sanciones que prohíben comerciar con Cuba, acogiéndose normativas humanitarias de Naciones Unidas que condenan esas acciones.
Las naciones del mundo condenan esta práctica y buscan la forma de no ser afectados por las extorciones del dólar.
El Salvador, el pulgarcito de América se encuentra buscando cómo pagar su deuda, elevar el nivel de vida de su pueblo evitar la injerencia extranjera, esto le conduce a ser el primer país en el mundo que adopta como moneda circulante alternativa, la cripto monda BITCOIN.
Esta acción, aunque no lo parezca es el desafío más grande a la utilización del dólar como arma de sometimiento del imperio norteamericano y convierte al gobierno salvadoreño en una amenaza para el imperio.
El pueblo salvadoreño debe tomar consciencia de esto, pues el proyecto BITCOIN nos permite a los ciudadanos ahorrar, al gobierno independencia económica y de ser exitosos en la colocación de 100 millones de los bonos BITCOIN, podremos cancelar nuestra deuda y esto podría ser ejemplo al resto del mundo para no es necesario estar sometido al chantaje del dólar.
No es fácil nuestra situación y las presiones para derrocar nuestro gobierno aumentarán.
De cada uno de nosotros depende el éxito del Nuevo El Salvador.
Ernesto Panamá es Escritor