viernes, 12 abril 2024
spot_img
spot_img

El ogro y el príncipe

¡Sigue nuestras redes sociales!

? Nuestro pensar político, en este momento, se da entre un ascenso, el de Bukele, y una caída, la de Arena y el Frente. Y no es posible abordar a Bukele sin abordar la caída del Frente y Arena.

spot_img

Por Álvaro Rivera Larios

Sin lugar a dudas, Bukele es una figura maniquea que irradia maniqueísmo, un factor activo y central en la dinámica de la polarización, pero lamentablemente sus opositores acuden a la caricaturización para explicarlo y eso los expulsa de una comprensión política compleja. Él y su entorno, él y las redes de poder que lo rodean, él y quienes lo aceptan como respuesta deberían abordarse con una batería de preguntas nacidas del asombro filosófico, pero no es así y no es así porque quienes teóricamente deberían desmenuzarlo son figuras que aparecen en la escena después de un derrumbe histórico, el de los dos partidos que habían gobernado nuestra escena política desde el 92 ¿Cómo van a explicar a Bukele quienes todavía no han explicado su propia caída? ¿Cómo van a enfrentarse con lucidez política a Bukele quienes todavía no han asumido con lucidez las consecuencias políticas de su propia histórica caída? Nuestro pensar político, en este momento, se da entre un ascenso, el de Bukele, y una caída, la de Arena y el Frente. Y no es posible abordar a Bukele sin abordar la caída del Frente y Arena.

Para muchos todo consiste en esperar a que le crezcan los pies de barro a la figura de su adversario político, la figura que ascendió por ley de gravedad política deberá caer. Quienes cayeron antes en ningún momento se plantean con inteligencia cómo pueden encontrar de nuevo el camino del ascenso, no se plantean con inteligencia cómo, por cuál vía, sus figuras desacreditadas pueden recuperar la credibilidad ante la muy escéptica ciudadanía. Todo lo confían en el desgaste esperado del otro, la inmovilidad posterior a su caída les impide re-pensarse, restaurarse, levantar otro sí, otra esperanza. Da la impresión de que el odio a la caricatura de Bukele, encarnado en la figura de las tareas opositoras urgentes, les sirve como excusa para no iniciar la ronda de un demoledor auto-examen. La denuncia del ogro le sirve al príncipe como mecanismo para olvidar el barro muerto de sus propios pies. La inmediatez del ogro le sirve al príncipe para posponer su duro viaje hasta el podólogo. Nunca es tiempo, entre los críticos, de criticar al crítico, de situar la crítica como un componente ciego más de la crisis a resolver.

¡Hola! Nos gustaría seguirle informando

Regístrese para recibir lo último en noticias, a través de su correo electrónico.

Puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento.

Álvaro Rivera Larios
Álvaro Rivera Larios
Escritor, crítico literario y académico salvadoreño residente en Madrid. Columnista y analista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

spot_img

También te puede interesar

spot_img

Últimas noticias