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El nuevo periodismo ya está viejo

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El nuevo periodismo ya está viejo, se conformó hace medio siglo, cuando algunos señores – y muy pocas señoras todavía- decidieron usar otros recursos, de otros medios literarios para contar la realidad

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Le llaman crónica algunos, otros le llaman “nuevo periodismo” para algunos que llegaron tarde a la baracas del periodismo,  su forma reciente de llamarlo es ese; aunque admitamos eso de decir llegar tarde, es relativo en periodismo,  algunos dicen que no se puede llegar a la cobertura de un hecho cuando ya ha está consumado, pero conozco de periodistas que ha reconstruido la historia confiando plenamente en los testimonios de los protagonistas y como resultado excelentes piezas del periodismo.

El nuevo periodismo ya está viejo, se conformó hace medio siglo, cuando algunos señores – y muy pocas señoras todavía- decidieron usar otros recursos, de otros medios literarios para contar la realidad. Con ese procedimiento armaron una forma de decir, de escribir que cristalizó en un género, ya está viejo el nuevo periodismo y sigue vigente,  mi opinión es que se enquistó como una referencia importante a consultar y de mejor manera de practicar profesionalmente.

Por otra parte, en la línea del admirado Kapuscinski, que en mi opinión es el mejor cronista que ha parido el planeta y de la Elena Poniatowka que escribió sobre la noche de Tlatelolco, porque los medios silenciaban cosas, sus recursos literarios nos dieron una cátedra de cómo se pudo hacer buen periodismo desde la literatura y convertir la realidad en un soporte escrito de permanente consulta y referencia de la historia. Alguna vez Gabriel García Márquez, le dijo a Kapuscinski que el verdadero maestro era él, pues escribía lo que había vivido, y él – Gabo- escribió cosas que otros le contaron y creo el realismo mágico.

Han pasado dos décadas de este siglo, Umberto Eco, nos dejó en su libro “nadie acabará con los libros” él,  nos establece como a pesar de la existencia de nuevas plataformas, de lectura y la adictiva manera de recibir saturadas noticias muchas de ellas falsas en la redes sociales, existe lo que él, califica como “un invento insuperable, como la cuchara, el martillo y las tijeras”… los libros.

La historia es susceptible de ser falseada, porque no hay nada más maleable que el pasado. Lo libros se quedan en la firmeza, y a lo mucho,  puedes incluso ser plagiados, pero también mejorados y sus lectores se exponen permanente a la crítica de sus contenidos y al final también ser devorados de una manera positiva.   

Para gusto los colores y los sabores, por ello, los que anteponen su crítica sobre autores y diferentes géneros literarios de gustos personales pasan por los enfrentamientos y reclamos;  el punto es leer, no para demostrarle nada a nadie sino como una manera humana de búsqueda y encuentro con del conocimiento, a través de los libros hemos amado y odiado, hemos descubierto cosas que no conocíamos, hemos sido testigo de momentos efímeros y eternos.

El llamado nuevo periodismo esta viejo, como los primeros soportes de papiros que se unieron para  escribir los primeros libros del mundo,  lo viejo no es sinónimo de inservible, en los modelos individualistas sí existe un interés por descartar y hacerlos inservibles, a los seres humanos, hacer todo rápido, light, no comprometerse con nadie,  ni nada, te hablan de pasar la página, de olvidar todo y ver únicamente tus intereses es decir: volverte pendejo.  Mejor sigamos leyendo.

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Rigoberto Chinchilla
Rigoberto Chinchilla
Periodista salvadoreño. Graduado en la Universidad de El Salvador (UES); colaborador y columnista de ContraPunto

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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