domingo, 14 abril 2024

El Mozote: tres desilusiones

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Terminada la guerra en 1992 y con la esperanza de profundas transformaciones por llegar ‒según lo acordaron los guerreros‒ el aparato estatal estaba controlado por Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), partido surgido en la mente criminal de quien además inauguró el accionar de los escuadrones de la muerte: Roberto d’Aubuisson. Por este última “hazaña” del mayor, el informe de la Comisión de la Verdad alborotó a la dirigencia “arenera” que lamentó “las acusaciones temerarias” contra “su fundador y máximo líder”, basadas en “injurias” sin entregarse “a la justicia pruebas contundentes e irrefutables”. La negación partidista, pues, hecha Gobierno.

Otra muestra: la Fuerza Armada de El Salvador (FAES) se “defendió” del citado informe, alegando que tergiversaba “la realidad histórica” con “inaceptables imputaciones carentes de fundamento y objetividad”. Y la última, altamente chocarrera: “Esto nunca sucedió. ¿Dónde están los niños? ¿Están en algún orfanato secreto o nos comimos a los niños? Realmente, no entiendo porqué continúan contando esas historias”, declaró en 1995 el general Mauricio Vargas refiriéndose a la desaparición de niñas y niños por militares; actualmente es diputado de ARENA que, en esta y otras materias, nunca ilusionó a nadie.

Pero, tras veinte años en el Ejecutivo, salió en el 2009. Triunfó el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, con un candidato a quien mucha gente consideraba periodista honesto, valiente e incorruptible: Mauricio Funes. Hace ratos, esa imagen se hizo humo producto de su gestión cuestionable y cuestionada por diversas y conocidas razones. ¡Ah! Pero cuando tomó posesión, numerosas víctimas de las atrocidades ocurridas antes y durante la guerra ‒atribuidas a fuerzas gubernamentales‒ confiaban en que sí acometería contra la impunidad.

Pudo, con su iniciativa de ley mediante sus ministros y la negociación política en la Asamblea Legislativa, lograr aprobar una nueva amnistía que sustituyera el adefesio vigente desde 1993; pudo exigirle al fiscal general de la república investigar las denuncias que le habían presentado y, de no actuar debidamente este, solicitar su antejuicio. Pudo haber hecho eso y más. Pero no; se dedicó a pedir unos cuantos perdones que no impactaron en serio un escenario rebosante de impunidad, adonde las demandas de las víctimas seguían siendo despreciadas y sus victimarios no tenían temor a la justicia salvadoreña debido a la citada amnistía.

Es más, cuando INTERPOL libró órdenes de captura internacionales para  extraditar un grupo de militares a España por la masacre en la universidad jesuita, Funes los escondió en el cuartel central de la extinta Guardia Nacional mientras “capeaban el temporal”. Al ganar el FMLN los siguientes comicios, Salvador Sánchez Cerén tampoco estuvo a la altura y mantuvo la deuda con la verdad, la justicia, la reparación integral y las garantías de no repetición; ello, pese a que en más de una ocasión escuché algo que denotaba alguna dosis de expectativas al respecto. “El anterior era ‘rosado’ ‒oí decir‒ pero este es ‘rojo pura sangre’; este si nos va a cumplir”. Y ya ven, resultó ser otro espejismo.

Con el arribo de Nayib Bukele a la Presidencia de la República, la ilusión volvió de nuevo con mayor ímpetu tras tuitear este ‒el día que le entregaron las riendas del país‒ un mandato que se volvió notición. “Se ordena a la @FUERZARMADASV retirar de inmediato el nombre del Coronel Domingo Monterrosa, del Cuartel de la Tercera Brigada de Infantería, en San Miguel”, escribió. Al siguiente día, pintaron el muro externo de dicha guarnición cumpliendo así la disposición. Lo que no queda claro es si, además de esa acción para la foto, siguieron los trámites respectivos para que no siguiera llamándose así. Pero, a final de cuentas, esta otra ilusión también terminó en el basurero de la ficción y el engaño.  

La posterior promesa presidencial de entregar los archivos militares sobre la masacre de El Mozote “de la A la Z”, se la llevó el viento. Su lugar lo ocupó la realidad más reciente. La Corte Suprema de Justicia conoció una petición del ministro de la Defensa Nacional, René Francis Merino, pidiendo frenar la inspección a realizarse ‒por orden judicial‒ en el Estado Mayor de la FAES el recién pasado 21 de septiembre. Vano intento; no obstante, el comandante general de la FAES y su “lujoso” ministro, impidieron se ejecutara la resolución del juez Jorge Guzmán.

Y, en cadena nacional, este jueves 24 de septiembre Bukele hizo tres anuncios relacionados con El Mozote. Primero: solo localizaron cinco carpetas en los archivos militares y con eso presumió que él los “abriría”, para entregarlos a las autoridades correspondientes. Segundo: solo esos existen pues los demás los destruyeron, sin presentar evidencia alguna de ello. Tercero: nombró a Milena Mayorga embajadora en Estados Unidos; “embajadora”… pero no de las víctimas de la represión gubernamental que huyeron a Estados Unidos y residen allá. Esta señora, más de tres años atrás, reivindicó como “héroe” al principal responsable en el terreno de esa matanza: teniente coronel Domingo Monterrosa. En fin, ¡perdonable peccata minuta!

Ante esas desilusiones, no queda más que apelar a la fuerza de las víctimas para que ‒organizadas y no “representadas”‒ hagan valer sus derechos. Todos los “ilusionistas” son eso, nada más.

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Benjamín Cuéllar Martínez
Benjamín Cuéllar Martínez
Salvadoreño. Fundador del Laboratorio de Investigación y Acción Social contra la Impunidad, así como de Víctimas Demandantes (VIDAS). Columnista de ContraPunto.
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