Entiendo que usted sea un representante del mundo de hoy, a sus treinta y nueve años no puede vivir sin su Iphone, esa maravilla de los gadgets que le facilita sus citas de negocios, hay que vivir para contarlo, una historia de éxitos, un poco truculenta como la de todo milenial acaudalado, nimiedades claro está, hizo su primer millón antes de los 30 años, por supuesto que fueron más, los dineros siempre hay que tenerlos escondidos como los amores, es un decir, la especulación es una licencia poética-monetaria permitida por la codicia, que dicho sea de paso, no conoce límites.
¿Qué haría sin el aparatito que le rige su vida?, ahí tiene su memoria electrónica, ella le indica los cumpleaños de su catedral, así le llama a su esposa la rubia alta, la de apellido escupidor y la de las capillitas, así le dice a sus amantes las morenas, las que se apellidan Pérez, Rodríguez o Martínez, pero como saben a paraíso las condenadas, las color tierra, las intensas.
Ayer lo vi colocarse el puño derecho en el corazón mientras cantaba fervoroso el himno nacional, estaba todo el comité del partido, el pleno en sesión solemne y el Iphone que suena y el Iphone que vibra y usted le dice “oye” a Siri y no le contesta y que se tienta las bolsas, nervioso y pálido busca el touch fulminador.
Imagínese, sudoroso lo nombran candidato presidencial y usted no sabe cómo carajos silenciar el Iphone, imagínese mañana cuando sea presidente y todo el país grite y usted en resumidas cuentas no sepa qué icono apretar, y alarmado le hablará a su gabinete, la mayoría milenials y ambiciosos igual que usted, algunos argumentarán que al país hay que manejarlo como una empresa y que los gritos son consecuencia del precio del petróleo y de la crisis alimentaria internacional y que lo mejor es sustituir la tortilla por la cal, y que hay que dolarizar y que hay que mandar tropas lejos….por allá.
Imagínese ¿qué haría sin su Iphone?.