La trata de personas, conocida como esclavitud moderna, es un problema que no solo afecta al país, sino a todo el mundo, siendo el segundo negocio ilícito más rentable de la delincuencia organizada a escala mundial, con ganancias que se estima de 39 billones de dólares al año según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito. Ganancias exorbitantes de la explotación sexual sobre todo de mujeres, de las cuales la mitad son menores de 18 años y un 20% niños. Convirtiéndose es un problema que enfrentan los Estados, quienes aún no poseen acciones coordinadas y efectivas entre sí para hacerle frente.
Según las Naciones Unidas la trata de personas es uno de los delitos más vergonzosos que existen, ya que priva de la dignidad y vida a cientos de personas. Recordemos que, si bien la forma más conocida de trata es la explotación sexual, existen otros fines como el trabajo forzoso, la mendicidad infantil, la servidumbre doméstica y la extracción de órganos.
En El Salvador, este problema no es algo ajeno y aislado, se considera que las redes criminales se entrelazan con el de tráfico de drogas, de personas y crimen pandilleril. Pero ¿qué se está haciendo al respecto? Hay avances significativos, como la instalación del Consejo Nacional contra la Trata, por ejemplo. Pero hay muchos desafíos, como el presupuesto para financiar los planes, políticas y proyectos destinados a acabar con este flagelo, que sigue siendo insuficiente.
Sin duda hace falta un largo recorrido, por ello, es necesario mayor sensibilización e involucramiento de la ciudadanía para la creación comunitaria de redes de prevención y apoyo a las víctimas; generación de información y estadísticas del delito para la construcción de políticas públicas efectivas; acciones de prevención en el sistema educativo para que la niñez y los adolescentes conozcan el fenómeno, pero sobre todo la peligrosidad que representa.
Asimismo, es imperante mayor apoyo a las instituciones públicas del Estado rectoras en la materia, el involucramiento de todos los sectores de la sociedad: iglesias, organizaciones no gubernamentales y el empresariado para concretar acciones enfocadas a hacer valer la Ley Especial contra la Trata de Personas.
Este delito, que está categorizado por la Organización Mundial para la Salud como una pandemia mundial por los estragos que ocasiona a sus víctimas, es una tarea de todas y todos los salvadoreños. En estos 16 días de activismo que dieron inicio el 25 de noviembre, el día Internacional y Nacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y finalizan el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, es necesario reflexionar y actuar ante este delito. Actuemos ya.