jueves, 5 septiembre 2024
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Ejército mexicano distorsionado

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En los militares en activo como entre los que están en retiro crece el número de quienes piensan que, en la actual gestión de la Sedena, el “Ejército se ha distorsionado”.

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Por Rubén Aguilar Valenzuela 

Días atrás pude platicar con un militar de alto rango, en condición de retiro, que en su tiempo de activo ocupó posiciones relevantes en la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Me dijo que tanto en los militares en activo como entre los que están en retiro crece el número de quienes piensan que, en la actual gestión de la Sedena, el “Ejército se ha distorsionado”.

En el Diccionario de la lengua de la Real Academia Española (RAE) se ofrecen tres maneras de entender el término distorsión, pero hacen relación a lo mismo que es una “deformación” de lo que antes era.

El militar me dijo que en una acción conjunta el presidente, comandante en jefe del Ejército, y el secretario de la Defensa, han “distorsionado” a la institución. Ya no es lo que antes era.

Y ya no lo es, me insistió, tanto desde su concepción como desde su accionar. El Ejército ya no es la institución del Estado con una misión y responsabilidad única, sino una dependencia administrativa más dentro de otras muchas.       

El Ejército, por lo mismo, ha perdido el centro de su misión histórica, la razón para lo que fue creado, que es la garantía de la seguridad nacional, la defensa de la Constitución y la democracia. Su concepción se ha “distorsionado”.

A partir de esa “distorsión”, la institución asume una serie de responsabilidades y actividades, que antes no tenía, que la convierten en una instancia “mil usos”, para uso discrecional del comandante en jefe.

La Sedena es ahora una oficina de la presidencia, una supersecretaría, al mando directo del comandante en jefe, no del secretario, que la utiliza como más le conviene en el marco de su proyecto personal y de sus planes.

La institución armada ha perdido identidad y con ello, rumbo. Se ha desdibujado. Ahora hace de todo, tiene asignada más de 250 tareas. 

Su nueva concepción e identidad es la de una secretaría “mil usos”, a disposición del comandante en jefe. Ahora, el secretario de la Sedena es solo un operador de su superior jerárquico, el general de cinco estrellas.

En opinión del militar en retiro con el que me entrevisté, solo podrá haber un cambio en el proceso degradante de “distorsión” de la concepción y práctica del Ejercito, con la llegada de un nuevo comandante en jefe y secretario de la Defensa.

@RubenAguilar

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Rubén Aguilar Valenzuela
Rubén Aguilar Valenzuela
Columnista y analista de ContraPunto. Doctor en Ciencias Sociales, con una Licenciatura y Maestría en Sociología y Estudios de Desarrollo Institucional; exfuncionario del gobierno mexicano.

El contenido de este artículo no refleja necesariamente la postura de ContraPunto. Es la opinión exclusiva de su autor.

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