Desde hace más de 10 años Orbelina S. se dedica a la venta ambulante de flores naturales en el municipio de Santa Tecla y pese a que no niega que el negocio es relativamente rentable, lamenta no poder hacerlo prosperar más.
Madre soltera de tres niñas, asegura que brindarles lo necesario para realizarse ha sido difícil, tomando en cuenta que se sostienen únicamente con sus ingresos y los que un pariente que vive en el extranjero le envía con cierta periodicidad para apoyar en algunos gastos.
“Yo he tenido idea de poner mi propio puesto y ampliar la floristería porque ahorita estoy casi a la pasada, pero es bien difícil porque ¿de dónde uno agarra 500 dólares para arreglar e invertir?”, cuestiona Orbelina.
Al consultarle si ha pensado en adquirir un préstamo para ampliar su negocio explica que son varios los motivos que le impiden ser ““ como se conoce ““ “sujeta de crédito”, por una lado porque no es parte del comercio formal esto la limita encontrar quién le “sirva de fiador” y por otro lado que no tiene casa o propiedad a su nombre.
“Es bien difícil porque en los bancos a uno le piden un papel que cuente cuánto gana, le piden quien dé la cara por usted si usted no paga o si no le preguntan si tiene alguna cosa a su nombre, que pueda entregar en caso de no pagar”, explica.
Orbelina es una de las muchas mujeres que reflejan la brecha que aún persiste en materia de inclusión financiera. La “Encuesta Nacional de Acceso a Servicios Financieros de El Salvador”, que presentó recientemente el Banco Central de Reserva (BCR), reveló que de un 39% que tienen acceso a créditos, ahorro, pensiones o seguro, el 45% son hombres y el 32% mujeres, reflejando más de 13 puntos porcentuales de diferencia.
El mismo estudio, también reflejó que solo un 12% de la población tiene acceso a un crédito o préstamo, la mayoría hombres. El 55% ha obtenido el crédito en una Federaciones de cooperativas, asociaciones y cajas de créditos. El 29% de los créditos son emitidos por la banca privada y el 9% en la estatal.
La mayoría de los encuestados dijo que no era sujeto de crédito por no tener un empleo formal. “Imagínese a mí me dijeron no por ser mujer y vender así informal, para nosotros en esto es lo más difícil nadie ve que esto también es un trabajo”, acotó la comerciante.
El estudio realizado por el CID Gallup, colectó 5,211 encuestas con representatividad nacional y aunque no es la totalidad de la población permite tener una percepción de cuáles son los retos y deudas en el tema de la inclusión financiera, clave para la dinámica económica de un país.
En 2015 el Banco Mundial reveló que solo un 35 % de los salvadoreños tiene acceso a servicios financieros, ya sea a través de la banca tradicional o mediante servicios de banca móvil. Esta cifra, aunque baja, muestra un avance en relación con 2011, cuando solo 12 % de la población estaba bancarizado.
Un estudio de la Universidad de Chile, denominado “Brecha de Género de la Inclusión Financiera de Chile y Latinoamérica”, indica que la inclusión financiera y la discriminación de género en ella, son temas relevantes hoy en día, dado que directamente afectan la situación económica y la vulnerabilidad de miles hogares.
En coincidencia con lo planteado por organismos internacionales, los resultados indican que a nivel mundial y latinoamericano existe una brecha de género negativa para que las mujeres sean partícipes del mundo financiero.
En el mundo, 57% de las mujeres adultas tiene, al menos, una cuenta en el sistema financiero. En América Latina (LAC), el porcentaje baja a 48%. En el ámbito internacional, los hombres con cuenta pasaron de 23% a 36% entre 2011 y 2014 (+13 puntos) y las mujeres con cuenta de 18% a 22% (+4 puntos).