lunes, 15 abril 2024

Depredación política y ambiental

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“Ver una injusticia y no combatirla, es cometerla”, sentenció el poeta y patriota cubano José Martí. Esta sentencia, dada la realidad nuestra de cada día, se vuelve un imperativo inexcusable para los salvadoreños honestos, especialmente cuando se trata de denunciar  depredaciones en los ámbitos político y ambiental

Sí, porque ¿“quo vadis” El Salvador? si van a seguir impune -por ejemplo- los desaguisados que a diario cometen algunos políticos y las viles depredaciones ambientales, que tanto perjudican al país y, lógicamente, a la dignidad e inteligencia de los salvadoreños.

De entre el enorme abanico de sucesos lamentables de los últimos días -ejemplos de depredación política y ambiental- la población honrada – consecuente con la sentencia de José Martí- puntualmente  resiente dos:

– Los exabruptos de una Comisión Especial de la Asamblea Legislativa, que intenta sancionar a un funcionario por afirmaciones de un tema que ha sido -es- del dominio público: la relación de dirigentes políticos con miembros de pandillas. Para comenzar, es una comisión que no cumple con la razón de ser, ni con los objetivos de toda Comisión Especial Legislativa. De ahí, el inmediato cambio de nombre y la ampliación de los objetivos…

No se necesita conocer los gajes del sistema parlamentario, para saber que toda Comisión Especial se crea por un interés de país, no para favorecer la intención de venganza de dos que tres (o cuatro) partidos políticos, a los que les pesa un cuestionamiento por ilícitos o algo más.

Nunca debe ser interrogatorio prepotente. Es un serio intercambio de altura -entre diputados y funcionarios invitados- para lograr  información suficiente, previa a un dictamen. Por malicia más que por ignorancia (o por ambas juntas), los diputados saben que con esta Comisión, la intención es “apabullar” y humillar a los funcionarios desafectos, valiéndose los diputados del hecho de estar en su terreno….y del mal utilizado fuero, para actuar como inquisidores…

Tampoco es aceptable que, además de ir contra la conciencia popular, se atente contra la Libertad de Expresión… Porque ¿qué otra cosa fue haber cerrado arbitrariamente el micrófono, dejando a los periodistas ávidos de la información, que el invitado estaba presto a ofrecer? ¿qué se quiso esconder? o ¿es que solo por el hecho de ser diputados temerosos de la verdad, el cierre del micrófono dejó de ser abuso contra la Libertad de Expresión? ¿De dónde…? ¿Y los pregones legislativos diarios sobre libertad de expresión…?

Si un video que circula por el mundo no es apócrifo, la cosa pinta para peor, porque usando, supuestamente, el arcaico lenguaje de señales, cuando el funcionario invitado procedía a mostrar documentos y videos, como pruebas fehacientes, tras una señal se ordena callar el micrófono, sin importar que muchos periodistas y el pueblo honesto, esperaban conocer más sobre algunas ya sabidas acciones anti populares … ¿Y entonces? ¿acaso no fue para obtener esas pruebas que “se creó” la “Comisión Especial”…? A saber…

– En cuanto al rubro Medio Ambiente, es censurable como, acto de depredación ambiental, la “ingeniosa idea” de algún dirigente o empleado de un Centro Comercial -ubicado entre San Salvador y Santa Tecla- de erradicar la “plaga” de golondrinas y palomas, que perjudican -según él- al lugar y a los visitantes, para lo cual usó un pegamento inapropiado en los cables que, para su reposo, usan las  aves, que al final terminaban atrapadas hacia una muerte segura…

Fue un vivo ejemplo de depredación ambiental, ocasionado tal vez más  por ignorancia que por malicia; pero siempre, depredación y un atentado más contra la existencia de las hermosas aves y del entorno ambiental de San Salvador. Hace falta conciencia ciudadana, para detener la captura irracional de aves y otras especies silvestres.

Es lamentable ver en calles y avenidas de San Salvador, una diversidad de especies de animales en venta: mapaches, tortugas, pericos, loras, armadillos (cusucos), iguanas… Igual ocurre con las especies marinas. La captura despiadada de huevos de tortuga, ostras, conchas y otra clase de mariscos para cubrir lucrativos encargos, propiciará su extinción, si no se deja un solo ser vivo para salvar la especie.

La depredación política y ambiental, no es sólo responsabilidad de unos pocos. Es de todos. Y aunque no lo fuera, aún es tiempo de  promover ideas y acciones, que contribuyan a contrarrestar los efectos de la depredación integral que agobia al país.

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Renán Alcides Orellana
Renán Alcides Orellana
Académico, escritor y periodista salvadoreño. Ha publicado más de 10 libros de novelas, ensayos y poemas. Es columnista de ContraPunto
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