Generó una discusión en un medio inglés por su decisión de ser esterilizada. Pero después de un año, Holly Brockwell, periodista inglesa de 31 años, no se arrepiente: ahora que pasó un poco de tiempo de la intervención, contó al periódico Independent sus emociones, y responde explícitamente a las preguntas de cientos de usuarios que habían seguido su historia. “No ““afirmó- no me arrepiento. Sé que hice lo correcto. Y si todos los que están convencidos de que a cierto punto cambiaré de idea hicieran una apuesta, estoy segura que perderían su dinero”.
Brockwell obtuvo el derecho a ser esterilizada después de una batalla que duró cuatro años: no tenía hijos, y estaba segura de que no los habría querido tampoco. Quería decidir libremente sobre su propio cuerpo. Ha luchado contra las opiniones negativas de familiares, médicos y amigos, antes de lograr realizar su objetivo.
“Cuando me dijeron que un hospital estaba disponible para la operación salté de la alegría. No podía dejar de sonreír”, comentó. “Puede parecer una cosa extraña por la cual arrepentirse, pero era una batalla que después de todo conducía desde tanto tiempo, la de poder tomar decisiones sobre mi propio cuerpo y mi fertilidad. Saber que podría dejar de tomar píldoras y de preocuparme por el embarazo me hizo sentir en el séptimo cielo”.
La esterilización a la que se sometió la joven es la del cierre quirúrgico de los trompas de Falopio. Es un método seguro, simple y conveniente para impedir embarazos pero que permite a las mujeres seguir sintiendo placer sexual y mantener un equilibrio hormonal sin causar síntomas de menopausia. Por ello la mayor parte de las mujeres que se han esterilizado con este método siguen teniendo ciclos menstruales normales.
“Sabía ““asegura Brockwell- que no quería hijos. No soportaba más tomar hormonas y los preservativos no me parecían suficientemente eficaces para dar paz a mi mente. La esteralización sería, en cambio, un procedimiento rápido que podría hacer una diferencia real en mi vida. Parecía objetivamente la mejor opción”, concluye.
No obstante las críticas e insultos de parte de numerosos usuarios, una vez que su historia fue publicada, la joven no se ha rendido nunca y ha seguido defendiendo su decisión. La píldora anticonceptiva no parecía ser una opción para ella. Después de haber probado de diferentes tipos, la joven continuaba sufriendo los efectos colaterales como vómito, cambios de humor y depresión. También existía la posibilidad de someter a su novio (que tampoco quiere tener hijos) a la vasectomía. Sin embargo, ella misma descartó la idea: “esta es mi batalla, no suya”, dijo.
“A medida que pasaba el tiempo era siempre más frustrada ““contó al medio- y me convencía más de que la esterilización era la mejor solución. Tenía solo necesidad de un médico que me escuchara”.
Al final, el sistema sanitario inglés reconoció su petición. Una petición convencida, pensaba, que después de un año no le ha producido remordimientos. “Sí, la esterilización es drástica; es una decisión grande, seria e irreversible. Pero también tener un hijo lo es. Y espero que un día cualquiera de las dos opciones puedan tener el mismo respeto”, escribió en su carta al Telegraph.
Vía: Huffington Post Italia.